Puedes irte cuando quieras,
como quieras
y adonde quieras,
que mientras tenga memoria,
y la muerte me de tregua,
aún habrá un pequeño espacio
de tiempo
para la gloria.
Como una ola en mi playa triste
que se aleja y se confunde
con vientos de incertidumbre,
así te puedes ir,
pero debes de saber,
que mientras sean de incertidumbre,
y no de fin,
aún seguirá mi orilla esperando tu sal.
Múdate de planeta
si es eso lo que deseas
y planta en él la bandera
de tu efímera victoria,
que mientras yo aquí en la Tierra,
con la bandera de tu recuerdo,
miraré al cielo sabiendo
que sin verte, te estoy viendo.
Si aún no entendiste esta letra
si no viste la moraleja,
no temas
dulce princesa,
que mientras que tengas ojos
mi poesía estará siempre
dispuesta a releerse,
y así quizás, un día la entiendas.
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