Viviendo mi decisión (capitulo 1)

Viviendo mi decisión (capitulo 1)

Soy… un hombre, una persona… más, que cada día para él es como cualquier otro día; te despiertas, te bañas, comes, luego miras que hacer el resto del día, si sentir que eres un ciudadano ejemplar o sentir que eres la peor escoria que el mundo haya visto…, ¿quien soy?

Todavía no he podido responder completamente a esta pregunta. Para mí, por el momento, soy José Alejandro González Vera, hijo de un padre el cual nunca conocí y de una madre que por más que lo intentó no logró que yo saliera «adelante», resido en un país del que no diré el nombre pero que siempre se ha visto afectado por la violencia. Corrupción y asesinatos eran el pan de cada día, ya no podías ni confiar en la policía ya que cualquier cosa que dijeras en serio que podía ser usada en tu contra, pero eso fue hace como 25 años antes de que yo naciera, por cierto mi edad ronda entre los 30 y 35 años… la verdad no conozco mi edad con exactitud.

Cuando yo tenia como 14 o 15 años conocí en las calles de la ciudad en la que vivía a cierto chico que era entre juicioso y desjuiciado, juicioso por que estudiaba mucho, la mayoría de las veces me lo encontraba leyendo cualquier cosa, un periódico de cualquier fecha o algún libro que se hubiera encontrado o que le hubieran prestado, y desjuiciado por que siempre se traía algo «entre manos». Mi madre y yo no vivíamos en un barrio de clase media, menos de una clase alta, vivíamos de lo del día a día como se suele decir, cuando cumplí mis diez años mi madre me puso a mirar como conseguir dinero, ella también aportaba pero seguíamos la norma del que «no trae dinero, no come» o algo así dice el refrán.

Bueno, este chico al que nombraremos Juan por que no me acuerdo de su nombre se la pasaba en la calle, al parecer tenia padre y madre pero no le ponían nada de atención, según lo que él me contaba sus padres no se la pasaban mucho en casa, su padre era un borracho y drogadicto que se ganaba la vida de las apuestas y del reciclaje y su madre era una drogadicta que entretenía a los hombres, o pu… dama de compañía como por decirlo educadamente.

Él y yo pasábamos el tiempo robando cosas de bajo valor como productos de vendedores ambulantes, por ejemplo ropa, gafas, zapatos o medias, y dinero que uno casualmente se encontraba en el suelo y que nosotros casualmente sabíamos de quien pertenecía, a ver necesitábamos dinero para comer así que si alguien se siente ofendido o cree que lo que hicimos estuvo mal es por que no estuvieron en nuestra posición. Bueno, eso era lo que hacíamos hasta que por error le robamos a alguien que estaba conectado con una banda o pandilla peligrosa de la zona.

Fue un martes, lo recuerdo demasiado bien por que desde ese instante he sentido que mi vida acabo, eran como las 7:30 de la noche, yo me encontraba en mi hogar y mi madre todavía no había llegado, comenzaron a golpear la puerta desesperadamente así que pregunte quien era.

-¡Deje de joder y abra la maldita puerta Alejandro!

Reconocí la voz inmediatamente, era mi amigo Juan, por reflejo le abrí la puerta, él entro apresuradamente y cerro la puerta de golpe.

-¿Que le paso?¡¿Porque viene con el labio partido y la cara llena de sangre?!.¿Quien le hizo eso?¿Lo persiguen?- lo ataque con un montón de preguntas a lo que él solo respondió.

-¡Cállese un momento!

Le hice caso, me quede tan callado que podía escuchar mi propio corazón como si estuviera en mi oreja. De repente se escucho afuera una gran bulla, se oían gritos, groserías, hombres que hablaban y se culpaban entre ellos.

-O..oye

-Ssssshhh… cállese.- me sentía dominado, tenia tanto miedo de no saber que pasaba que quería salir a la calle para calmar mi ansiedad.

-Venga- me dijo susurrando Juan -¿Se acuerda del man al que le robamos esa plata que estaba en un paquete esta tarde?, esa plata era del «Choco», ese man que se encarga de la banda de «Los del sur», este ñero se la tenia guardada al «Choco» para que le protegieran el negocio, estaba caminando por ahí cuando fue como cuatro o cinco manes me cogieron a pegarme que les diera el billuyo, me les pare y alcance a volarmeles, ahí fue cuando me vine a su casa.

Yo estaba en shock, como habíamos tenido la mala suerte de cruzarnos con esos ñeros, y no podíamos devolver la plata porque nos la gastamos y aunque la tuviéramos aun así nos matarían apenas se las diéramos. Comenzaron a escucharse gritos en las casas vecinas, estaban entrando a la fuerza a todas las casas, comenzaron a golpear fuertemente la puerta de mi casa, Juan me cogió del brazo y nos dirigimos hasta la cocina, cogimos un cuchillo cada uno, Juan ya había tenido varias peleas a cuchillo, siempre tenia consigo una navaja así que tenia experiencia, pero yo lo máximo que había peleado eran como 5 veces tal vez y solo a puño, de esas cinco veces solo gane 2.

Se escucho que rompieron la puerta y los pasos de los hombres aumentaban el volumen; «tac»,»Tac»,»TAC». Juan me hizo una señal con los dedos mostrando primero tres, luego dos, uno y al final la mano cerrada, comenzamos a correr, Juan apuñalo a uno, él compañero se percato y se dirigió hacia mi, Juan también se dio cuenta y corrió para defenderme, otra puñalada pero esta vez a Juan, le habían dado en la cintura a la altura del pulmón derecho, el se apoyo sobre mi y comencé a sentir la sangre fluyendo por mi mano, me dieron un puñetazo tan fuerte que sentía que me iban a arrancar la cabeza, caí al suelo con la vista nublada y todo perdiendo su color, me desmaye.

Recuerdo que desperté en un cuarto oscuro y mugriento iluminado únicamente por un foco en mal estado, parecía como una de esas películas en donde un psicópata encerraba a su victima para luego torturarla, me encontraba con las manos atadas y sentado en una silla mugrienta. Paso un tiempo y entro un hombre vestido con una camisa negra y unos jeans ajustados negros, de piel morena y llevando un bastón, detrás de él iban dos hombres que se veían amenazantes, no les puse mucha atención, mi atención estaba fijada únicamente al hombre de negro, este se me acerco lentamente.

-¿Sabes… quien… soy…?- solo pude contener mi respiración ante esa pregunta.-Te pregunte que si ¡¡¡sabes quien soy!!!

-Nnn nonono no señor.

-¿Conoces a este señor?- inmediatamente los otros dos hombres trajeron a un cuarto hombre, pero este era un señor gordo y de baja estatura.

-Noo… ¡¡Si!!, es el hombre de la tienda al que le qui…-mi mente se puso en blanco-Que le quitamos la plata.

-Veo que tienes buena memoria, ahora cuentame en donde esta ese dinero, mmm si mal no recuerdo eran ¿100 dolares?

-90 dolares, señor- respondió el hombre al que le habíamos robado el dinero.

-Bueno 100, 90, le agregaremos 10 dolares por robarte ese dinero, ahora ¿donde esta?

-No…no lo tengo, me lo gaste todo.

-¡¡¡MIERDA!!! joder… esta bien, hasta aqui llego tu suerte.

¡¡¡BANG!!!, un tiro, este provino del arma que sujetaba el hombre que tenia enfrente mio y termino en la rodilla del vendedor.

-Mira chico, primero que todo las presentaciones, mi nombre es Michael Alexandro Fierro alias «Choco» y este señor al que le acabo de disparar me tenia que entregar 140 dolares, ahora, tú me los vas a entregar pero no los vas a recaudar robando o trabajando por ahi, vas a trabajar para mi, si nos ponemos a hacer cuentas, por cada dia que pase seran 20 dolares, ¿Qué?¿muy poco? esta bien, 40 dolares por cada dia que pase, dependiendo de como me trabajes la deuda se pagara rapida o lentamente. Listo, ahora, todo depende de ti.

Ese fue mi fin, el «Choco» dio dos aplausos y uno de los otros dos hombres se acerco a mi y me desamarro, mientras yo me sobaba las manos y procesaba todo senti un dolor intenso en la parte trasera de mi cabeza, otra vez desmayado.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS