¡Por fin!
Primer día en el taller de escritura.
Cual niño con juguete nuevo, reviso mi morral: lápiz, papel, sentimientos, penas, amor y desamor. También hay amaneceres milagrosos, tardes mágicas, noches de fábula, risa llanto, enojo… Imaginación.
Toda la vida con este morral a cuestas y pocas veces revisó lo que llevo.
Quiero aprender a plasmar y compartir su contenido.
Sin reserva, sin limitaciones.
¡Aceptaré la crítica el rechazo y la indiferencia!
Espero que mi reloj sea indulgente a mi lento andar.
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