Mi graduación no acaba más que empezar. La idea de saber que después de tres meses me voy a ir a vivir a Nueva York para perseguir mi sueño de escritor me inunda de una pequeña sensación de incertidumbre e intriga.

Son las 22:00 de la noche y el salón de actos está completamente lleno de personas celebrando su fin de carrera; algunos llorando de alegría por querer terminar ya y otros, sin embargo, llorando porque esta etapa está llegando a su fin.

– Y ahora, un fuerte aplauso para John que nos deleitará con un discurso de finalización de carrera. ¡Un fuerte aplauso, por favor! – La directora de mi Universidad, Feuia, me acaba de invitar a subir al escenario y así comenzar con las palabras que tengo ya estudiadas desde casi ya medio curso.

Mis piernas no hacen más que temblar, temblar por los nervios de tener que hablar ante tanta gente. Pero, es mi deber; mi deber por ser el elegido como delegado de mi curso.

– Buenas tardes, mi nombre es John, estudiante de Periodismo en esta Universidad y me gustaría dar unas palabras que darán el cierre final a este acontecimiento. Empecemos:

– ¡Silencio!, ¡Silencio! Por favor, comencemos con los diplomas. Un gran aplauso para esta clase.- La directora gritaba para que los alumnos se sentaran y diéramos paso a la entrega de los diplomas.

-Comencemos: Mónica Andrés, Sonia Álvarez, Jesús Bello… – la directora intentaba decir los nombres y de vez en cuando sonaba un ‘shhh’ de ella mirándonos a cada uno de nosotros para que nos calláramos.

-John, John, ¡Corre! Que es tú turno. – Martina me sacude fuertemente para que yo deje de soñar y subiera al pódium donde me esperaba mi diploma.

– John, tu diploma. – me dice la directora con cara de asco y amargura.

– Un momento, un momento, me gustaría poder hablar dos minutos más… he de decir algo que no paro de pensar y no me lo puedo sacar de mi mente.- digo mirando a la directora con los ojos brillando y mi cara de cachorro que utilizo cuando quiero conseguir algo.

– ¿Sabéis ese sentimiento de hormigueo y mariposas que se siente cuando miras a esa persona que vuelve tu mundo patas arriba? El primer día de clase mis ojos miraron a una persona y desde entonces no ha habido forma de sacármela de la mente. Sé que es muy arriesgado hablar de esto delante de su familia, de la mía, de la directora y de todos vosotros, pero es que me he enamorado y aunque sea solo quiero que ella lo sepa. Me gustas mucho Alessandra, me encantas.

– John, te quiero. – grita a más no poder mientras corre hacia mí y se lanza sobre mi pecho.

– ¿Te gustaría…? – la agarro de las manos, pero antes de que ella me da una respuesta ya me grita ‘si, si y sí. Claro que si’.

– Bueno, bueno lo que acaba de pasar no es muy usual pero se lo permito querido John, por el gran discurso que ha dado anteriormente y las buenas notas que ha sacado en estos años de carrera, pero a usted Alessandra… usted ya podría aprender de este pequeño hombre, porque usted no ha ido tan bien, por los pelos está aquí y gracias a Dios, gracias un milagro de la naturaleza, ha podido sacarse la carrera año tras año así que vuelvan los dos a sus asientos que ya es hora de que esta graduación termine y se de por concluido vuestro ciclo. Enhorabuena a todos y mucha suerte. – la directora siempre con sus temperamentos, a ratos maja y a otros ratos de malhumor, nunca se puede saber cómo te va a responder.

– ¡Que te quiero! ¿Lo has oído? Te quiero, John, con todas sus letras y todo su significado. Te quiero y te quise desde el primer día que te conocí. – sus manos y las mías se juntan de la mejor forma que existe, como si de un rompecabezas se tratara.

Buenas tardes a todos y cada uno de vosotros: padres, hermanos, parejas, profesoresRepresenta un inmenso honor para ser la voz de todos mis compañeros que hoy nos graduamos. Hoy estamos reunidos aquí para tratar, una vez más, de nuestro sentimiento que hoy tenemos: la alegría por haber conseguido cumplir una meta, aquella meta que en muchas ocasiones hemos visto más que imposible. Lo primero que quiero es dar las gracias a nuestras familias por haber tomado la decisión de traernos a esta Universidad, puesto que gracias a ellos hoy estamos aquí y no en otro lugar. Segundo, me gustaría dar las gracias al profesorado, por su forma de llenarnos la mente de vida y hacernos aprender sobre nuestra carrera, por ello y mucho más: ¡Gracias! Tenemos la curiosidad e inquietud de saber lo que ocurrirá desde el momento en el que recibamos los diplomas y estemos oficialmente graduados. Echemos la vista atrás una última vez, ¿Qué veis? Atrás quedan muchos recuerdos, recuerdos que nos acompañarán el resto de nuestras vidas. ¿Cuánto hemos aprendido los unos de los otros?, ¿Cuánto hemos cambiado como personas en estos cinco años? y ¿Cuánto hemos aprendido en las aulas? Me gustaría recordaros lo que han sido para muchos de nosotros los pasillos, los pasillos han sido la causa de inicio de muchas relaciones, relaciones que esperamos con gran ansia que algún día nos llegue a nuestras casas las invitaciones de bodas. No hay persona que haya pisado la Universidad y no haya dejado huella ninguna, cada uno de nosotros hemos dejado huella, ya sea de una u otra forma. Hoy nos despedimos de nuestro segundo hogar para iniciar una nueva etapa; la experiencia vivida en estos años nos llena de entusiasmo para salir fuera, ya que aquí nos han proporcionado el necesario impulso que necesitábamos para querer seguir superarnos y nunca rendirnos. A lo largo de los años, conocemos a personas que nos resultan realmente difíciles de olvidar y para mi esaspersonasson mi clase, la Clase 5ºE. No me gustaría cerrar este discurso sin dar las gracias a unas personas: gracias a vosotros, compañeros, porque a través de estos años, puedo deciros con gran orgullo, que es un honor para poder decir que somos amigos, y no solamente compañeros de clase. Esta generación es única, y no porque lo diga yo, sino porque hemos conseguido formar una única piña para triunfar como un único grupo. Me va a ser casi imposible lograr olvidar las tardes de estudio en la biblioteca, sobre todo para los exámenes y prácticas. No olvidemos, que nuestros conocimientos son nuestras armas para luchar por una sociedad más justa. A partir de hoy no seremos los mismos ante el mundo, nos vamos de aquí con el compromiso de servir al mundo entero. No quiero terminar este discurso puesto que dando el cierre significará que cada uno comenzará a navegar solos y a saber si nos volveremos a reencontrar. Pero llegó la hora, chicos, llegó la hora de tener que decir adiós a esta, nuestra gran familia ¡Adiós, Familia! Pero recordad que no es un hasta siempre, sino un hasta luego. Y ahora, por favor levantémonos todos y cantemos una última vez la canción que nos inventamos hace cuatro años de nuestra segunda casa”.

(Canción)

Comienzan a sonar palmas, palmas en todo el salón de actos. Esto es casi ya el fin, ya no hacemos nada aquí, dejemos ya que sigan generaciones cumpliendo sus metas.

La gran lista de nombres, nos duraría unas dos horas y por lo tanto nuestra fiesta de fin de curso empezaría sobre las 00:30. Tengo ganas, la verdad.

Saber que mi nombre estaba cada más y más cerca me daba repelús, por un instante no quería recibir el diploma. Pensar que todo está a punto de terminar y que quizá nunca voy a volver a ver a ella me vuelve loco. Mi amor platónico desde 1º de carrera y la chica que no sabe ni de mi existencia. Me parece una chica preciosa; con el pelo largo hasta la cintura y la cara llena de pecas con sus dos ojos verdes… pero es que, además, me parece una bellísima persona, pues coincidí con ella en clase de italiano y su forma de reír, de hablar y de preguntar dudas… ¡Me tienen más que enamorado!

Creo que hoy es el día en el que me voy a lanzar.

Cierro los ojos, suspiro y me levanto de la silla. – Quiero hablar sobre ella, sobre Alessandra…- No paro de pensar en que ha llegado el momento adecuado para decirle que me encanta.

Todos los ojos fueron directos a Alessandra quien se puso roja al instante y me miraba con una cara de muerta de vergüenza, pero a la vez sonriendo. Sé que esa sonrisa indica algo positivo, es la sonrisa que pone Alessandra cuando algo está bien…

Al fin se lo he dicho, al fin sé que a ella también le gusto.

Me acerco a ella y le doy un beso, uno pequeño que delante de tanta gente me da mucha vergüenza enseñarle todo lo que le haría y sería capaz… al fin y al cabo, después de tantos años, me encantaría poder terminar mi noche con ella tumbados en la cama, agarrados de la mano y pegados boca con boca mirándonos sin decir nada, solo observándonos.

Acto seguido nos tocaba hacer lo que ya habíamos practicado miles de veces, levantarnos de nuestros sitios y aplaudirnos unos a los otros hasta desgastarnos nuestras manos y fuerza. Y así lo hicimos, yo con mi sonrisa de oreja a oreja porque tengo a mi lado a la mujer más hermosa de esta tierra, y no lo digo por su físico (que también) sino por su carácter y forma de ser; es única.

00:00. Fiesta de graduación.

– Alessandra, no sé si realmente te ha gustado mi propuesta delante de tanta gente, yo solo quería que supieras que me gustas y preguntarte si querías ser mi novia. – la miro avergonzado y preocupado.

Me encanta observarla con sus ojos color miel y su pelo ondulado y largo oscuro, con esas pecas que ocupan la mayor parte de sus mejillas y esos labios tan… ahora tan míos. Su forma de reírse llena mis oídos de alegría, su forma de hablar con esas expresiones tan suyas que la hacen tan única.La verdad, es que, para ser honestos, sí que es verdad que desde que la conozco nunca se le ha dado bien el estudiar, memorizar, aunque se esforzaba mucho apenas llegaba a un simple y corto aprobado. Pero bueno, ella sabe, más que de sobra, que me alegro por ella, porque haya podido terminar la carrera y ya esté con el diploma entre sus manos

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