Cómo robar el Ópera de Sídney

Cómo robar el Ópera de Sídney

Gonzalo Sosa

11/11/2019

La primera vez que te vi te aprendí de memoria.

Debe ser que memorizo lo que tengo, para cuando ya no lo tenga.

Nadie puede estar seguro de tener algo, pero está permitido enamorarse de esa idea.

Esta versión de mi amor tuvo esa chispa de rebeldía, ese impulso que me llevó a creer que le podía robar el fuego a Prometeo para regalártelo.

Y aunque ese fuego todavía arde, después de cierto tiempo volvemos a ser mortales, porque toda verdad es provisoria.

Te aprendí de memoria y ese es uno de los principales problemas de la nostalgia, aprenderse un pasado, un lugar, una persona, un momento. De memoria. El otro gran problema es el recuerdo de alguna vez haber podido.

Peor que nunca haber podido, es haber podido y ya no poder.

Haber esperado y ya no poder, haber amado y ya no poder, haber dormido y ya no poder, haber tenido la chispa y ya no tenerla, haber robado el fuego para vos y que se lo vuelva a llevar Prometeo.

Simplemente haber podido.

Voy a apropiarme de algo que no me pertenece, me voy a quedar con el Ópera House de Sídney y me lo voy a llevar adentro de la última botella de Syrah que compartimos.

Me lo llevo junto a todo lo que sé de memoria, tu risa, tu aroma, tu temperatura, tu idioma.

Y todo eso me lo llevo, como un apátrida listo para irse sin saber a dónde.

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