La vida es solo una

Me encuentro sumergido en mis vicios, colmado de preocupaciones y miedos, teniendo la posibilidad de morir a cada segundo, cada vez mas profundo, cada vez mas perdido, tengo en cuenta todo el peso y responsabilidad que tengo en mi espalda, pero…, pero…., no puedo hacerlo.

No puedo dejarlo, esto me apresa, me atrapa, me encadena y me llama, no puedo hacerlo, sí, no puedo hacerlo, y eso solo me duele mas, y me destruye. Ya me canse, no se por que no lo dejo, me hace daño, me doy cuenta, pero no puedo, algo me obstruye, no se que es, pero eso no importa, ya no hay tiempo.

Me acerco a mi destino, cada vez mas pálido, con la sangre cada segundo mas fría,con mi vida destruyéndose poco a poco. Tenía 17 años, mis padres eran buenas personas, y yo un mal hijo, nunca me preocupe por mis estudios, tenia un mal carácter y frecuentemente me excusaba por mis fracasos.

Pronto me rebele contra mis padres, llegue a cansarme de todo, incluso de lo que sabia que estaba bien, no tenia ganas de nada, mi vida ya no tenia sentido. Buscaba llenar un vació que era inexistente, entre las fiestas, el licor, el cigarro, las mujeres, las drogas, las malas juntas e incluso matar, pero nada de eso me llenaba, solo lograba satisfacerme por un rato.

Mi vida estaba perdida, pero aun me quedaba algo, todos mis conocimientos. Quise salvar una parte de mi, así que me puse una meta, si llegaba a entrar a la universidad todo abría valido la pena, y podría dejar atrás mi oscuro pasado. Oculte todos mis vicios en una caja de metal, y las puse debajo de la cama.

Luche con todas mis fuerzas, me esforcé con toda mi alma, dormía tarde por la noche y despertaba temprano por la mañana. Mis padres viendo esto pensaron que había reflexionado, se avivo su corazón y me dieron todos los ánimos.

Por fin, el día del examen, mientras todos estaban preocupados, yo me encontraba sereno, tenia la seguridad de que entraría. Todo el examen estaba fácil, en lo único en lo que encontré un problema fue en la resolución de algunos problemas de matemática, pues para resolverlos tenia que tener experiencia en esos temas y yo no tuve mucho tiempo para prepararme.

Unos días después fui a recoger mis resultados con mis padres, soñábamos juntos mi futuro, teníamos las esperanzas de que mis esfuerzos habían valido la pena. Pero grande fue mi sorpresa que había perdido la bacante por solo un punto. En ese momento mi corazón se destruyo, corrí para mi casa, mis padres fueron tras de mi.

Llegue a mi casa primero, la caja de metal me llamaba, me prometía calmarme, que con los vicios que contenía podían darme felicidad, lo pensé un poco, y sin pensarlo me introduje a vivir con mis demonios, un poco después llegaron mis padres. Aun recuerdo sus palabras en mi mente.

-Tranquilo, ya habrá otra oportunidad, esto sucede todo el tiempo, el siguiente año le entras con mas ganas.

-Cállense- les dije molesto y frustrado

-No te preocupes, nosotros te apoyaremos siempre .

-No quiero su apoyo- grite con todas mis fuerzas, agarre una tijera y la introduje en el cuello de mi padre, este cayo pesadamente sobre el piso y se empezó a desangrar, no pudo decir ni una palabra mas.

– Que has echo, llama a una ambulancia.-me gritaba mi madre- . Pero yo estaba extasiado, y solo me centraba en el deseo de matar, sentía que me llenaba, sentía que me calmaba. Con toda mi fuerza incruste la misma tijera en el corazón de mi madre, esta logro dar un grito que se apago rápidamente.

Cuando desperté los vecinos estaban en mi casa, no me acordaba de nada. Todos estaban aglomerados en un solo lugar, quise pararme pero me encontraba amarrado, cuando vieron que estaba despierto me preguntaron.

– ¿Por qué lo hiciste?

– ¿De que hablan?- les pregunte, pues aun no me daba cuenta de los sucedido.

Se alejaron lentamente, dejándome ver lo grabe del asunto.

-¿Quién lo hizo?- pregunte lloroso, pero nadie respondía, vi mis manos llenas de sangre y empece a recordar, con todo el dolor de mi corazón me levante sacándome las ligaduras, corrí hacia mis padres, quise abrazarlos, quería decirles que los quiero, pero todos los vecinos me sostuvieron y me amarraron de nuevo, esta vez mas fuertemente.

Cuando llego la policía me levantaron bruscamente, me llevaban a la comisaria,llegando a la puerta alguien me empujo, no se si fue un policía o un vecino enfurecido,no me pusieron las esposas, pues “Caminaba con las manos atadas, arrastrándome a la sentencia que todos deseaban para mí”.

En un descuido empuje a uno de los policías y le quite el arma. Los policías no podían disparar, temían herir a una persona inocente.

-Déjenme ir y no lastimare a nadie.

-No podemos hacer eso, suelta el arma.

-Bueno entonces- Sin dudar le dispare en la cabeza a uno de los policías, al ver esto todos empezaron a disparar, las balas se sentían por todo mi cuerpo, pero eran menos dolorosas que haber matado a mis padres, que haber fracasado como persona y haber fracasado como estudiante.

Caí al piso, ya no sentía mi cuerpo.

– ¡Perdónenme! ¡Papá! ¡Mamá! os e decepcionado- finalmente morí.

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