Llueve en mi alma,

Llueve y llueve,
las hojas mustias del otoño,
cubren el sendero
hacia la casa
Ya no tiene el bullicio del los niños,
que crecieron y levantaron vuelo;
si hasta el perro se fue buscando
nuevos rumbos.
Solo quedan fotos viejas,
que disparan los recuerdos,
los árboles desnudos,
le dan marco al invierno.
Mi corazón añora otra vida
y otros sueños,
sentado en el sillón,
con el calor de los leños,
cierro los ojos
y me duermo.

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