Cuidado con los consejos porque no todos son sabios

Alguna gente es muy proclive a dar consejos.

Seguramente, en nuestro entorno, contamos con varios queribles y/o respetables personajes que lo hacen.

Pero, independientemente de los consejeros, no todos los consejos son sabios.

Siempre es posible que un consejo tonto venga con las mejores intenciones, pero hay que tener en cuenta que, generalmente, es generado a través del sesgo o lente de la persona que lo da.

Muchas veces, es fácil aceptar un consejo cuando proviene de una fuente que percibimos o creemos superior, aunque esto muchas veces no nos asegura que la visión que lo genera sea la correcta y hay que tener cuidado en confiar ciegamente en esto porque, como se dice por aquí “la confianza mató al gato”.

Personalmente me alegra haber tenido en mi historia, el equilibrio adecuado de amigos y mentores que me ayudaron a ajustar mi medidor de consejos «tontos versus sabios», especialmente cuando se trató de mi carrera, de la empresa o de la vida.

Nuevamente, aunque confiemos en las personas que nos aconsejan, debemos ser cuidadosos y analizar todas las cosas que nos dan como consejos y resolver en cuales realmente confiamos y a cuáles le damos entidad.

Si nos tomamos todos los consejos demasiado en serio, muy posiblemente nos encerraremos en la inacción y no correremos riesgos en la vida (o en nuestra carrera), porque la mayoría de ellos comienzan con “No…”.

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