Me gusta el sol

que es peonza,

la primera,

entre planetas

que girando con él juegan,

le persiguen

y no se estrellan…

Me gusta el farol dorado

que sobre las playas cuelga,

me ilumina, me calienta,

hasta que la luna llega:

entonces, negro, se acuesta.

Yo lo pinto en acuarelas

de color pastel,

dorado,

bien alto,

con rayos rápidos,

algunos ultravioletas…

Helio, escarabajo egipcio,

Apolo clásico musageta,

Ahura-Mazda,

Rama en llama,

bíblica luz que es nuestra meta…

Pare el día, manda al gallo,

cuando sale por la huerta,

que, tocando su trompeta,

anuncie las buenas nuevas.

Erupciones muy magnéticas

se producen en su esfera.

Da la hora, con la sombra

del palito que clavaron

los Romanos en la piedra.

Él me orienta hasta su puesta.

Me acompaña.

Nutre plantas que se comen con frecuencia.

Alegra la vía larga.

Marca

el ritmo de la vida nueva

con solsticios redivivos,

con mediasnoches noruegas.

Gracias te doy pues soy yo

un hijo tuyo y me apena

que te vayas sin saber

lo que te canto en mis letras.

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