El acento equivocado

El acento equivocado

Malena Lóizaga

28/09/2019

Busco la conversación

imperfecta

la tos,

el sol (G) desafinado,

las letras pegadas

el acento equivocado:

límon, máma, fosfóro

patatá batatá

la miradas tuercidas

la lengua con vino

el pelo enredado

la tostada quemada

el daltonismo

el bar manhattan carupá

le merca que no dañe

la media agujereada

y el lunar

que invade el pezón.

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En la mañana del 8 de mayo de 1902 , Mont Pelée, un volcán de la isla de Martinique, explotó destruyendo la ciudad de Saint-Pierre cocinando vivos a sus 26,000 habitantes. Se dice que Ludger Sylbaris fue reportado como el único sobreviviente. Conocida como la París Caribeña, Saint Pierre era la clásica ciudad tropical donde los barómetros parecían incapaces de predecir otra cosa que el monótono e inquebrantable embrujo de beau temps. Las agujas soldadas por la lava de todos los relojes congelaron el tiempo. Eran las 7.52 am.

*

En ese instante en que caían las brasas y el barro hirviendo, Sylbaris estaba totalmente ajeno de lo que estaba ocurriendo. No tenía ni puta idea. Era un desempleado, un vagabundo, un borrachito que estaba preso por acuchillar a un amigo. Encerrado en una celda aislada de paredes de piedras y con una ventana muy chica, estaba en el lugar más seguro de la ciudad. Jura que la noche anterior había estado tomando. Nunca se enteró de lo que pasó, hasta que alguien lo encontró.

*

Esta mañana me desperté a las 6.52. Una hora antes pero más de cien años después y en otro lugar. Me desperté en lo de Lala. Ella dormía con Filemona, la gata siamesa a sus pies. Habíamos cogido durante horas. El primer orgasmo había desencadenado los primeros temblores. Hacer el amor era presagiar el placer de nuestras llegadas precipitando más y más estallidos de nuestros cuerpos.

*

Puse la pava para prepararme un té. La noche anterior había tomado unas rayas de cocaína. Lala no lo sabía. Lo hice a escondidas en el baño de la fiesta de una presentación de un libro que me aburría muchísimo. Me aburría y me enojaban las presentaciones de libros o de obra de arte. Estar rodeado de artistas era la muerte. El narcisismo me aniquilaba. Yo me chupaba unas cervezas o unos vinos o me tomaba unas rayitas por aburrimiento. quién en su sano juicio querría ser artista. Hasta Paco de Lucía sufría la meta de la perfección.

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Sabía que este día iba a tomar un ansiolítico. Mientras hervía la pava salí desnuda al pasillo a sacar la basura, toda la basura acumulada de la semana.. Ordené un poco la cocina y salí al pasillo con las bolsas. Y en la bolsas iba la vida.

De repente se me cerró la puerta. A mis espaldas. Podés creer?

Me quedé sola desnuda con dos bolsas en el pasillo. Ya eran casi las 7;30

Ahora, de un momento a otro, mi vida estaba del otro lado, adentro, Y yo ..estaba del lado de afuera. El amor, la rutina, las cuentas, el freezer, Filomena, Lala adentro en otra pausa del aacá y del ahora y ese rollo new old age.

Me sentí muy frustrada. Putamadre me dije. Ahora voy a tener que hacer ruido para volver a entrar. No podia pensar, no sabia como resolver, y hacia frío, te juro que hacia frío, aunque ya fuera verano. No teníamos timbre.

Me sentéé en el piso y me cubrí con una bolsa de consorcio que habia (que minutos después con dos agujeros se transformaría en pantalón).

Una vez me contaron que algunos peces pueden levantar su temperatura para entrar en aguas frías y atrapar otro tipo de presas. Los hindúes y los budistas también utilizan técnicas para producir calor en ciertas partes del cuerpo.

Escuché los pips y los brrrr de mensajes que llegaban a nuestros teléfonos del otro lado de la puerta.

Quién escribiría o enviaría audios a esa hora.

¿Vos sabés lo que es estar realmente sola? Mola. Está guay pero está bueno,en una playa o viajando o leyendo que se´yo. Acá no.

Estaba del otro lado de la puerta, muy cerca de todo, pero no tenía nada.

No me animaba a tocar la puerta. Podía esperar un poco más. Lala seguro se daría cuenta.

*

Del tacho de basura asomaba la sección de turismo del nación. Alcanzé a leer «catástrofe de St. Pierre». Manotée el diario. Por lo menos tenía algo para pasar el rato.

*

Eran las 7 y 30 pasadas seguramente y la pava seguía hirviendo. El agua dejaría de existir.

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