Respiro
despacio…
con el ritmo de la brisa
y el olor a caña,
aguardo el momento…
desisto, recomienzo
me ofusco y me refugio.
Ahora… eres tú la que vuelve a empezar,
mis hombros son de piedra,
la piel de limón,
mi mirada afila la semioscuridad de las curvas,
los ángulos brillosos…
me pierdo en un solo espasmo
y siento al fin tu humedad,
que arrulla mi sueño…
como a ti,
morimos en paz…
otra noche.
¡Mañana volveremos a nacer!
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