LAS PERLAS QUE POR MI DERRAMAS

LAS PERLAS QUE POR MÍ DERRAMAS

Paseando por el cielo, encontré una perla cultivada.
Fabricada por tus ojos, por el llanto de tu triste alma.
Me agaché a recogerla, a contemplar su pureza callada.
La recogí con mis manos, temiendo contaminar tu mirada.
Caminando entre las nubes, buscando a mi preciosa hada.
Sufriendo la impotencia de saberte por mi dañada.
A lo lejos quise ver una figura sentada, pensando que podría ser la mujer que más amaba.
Aligeré mi paso, deseando poder llegar y abrazarla.
Recompensarla por mis torpezas, acurrucarla entre mis alas.
Triste meta la que alcancé, pues no era más que el producto de una fantasía deseada.
Oscuro se hizo para mí el amanecer, por no tener a mi lado a la mujer amada.
De pronto, me sentí estremecer. Unas delicadas manos, mi cintura rodeaban.
Al girar mi cabeza, allí, pegada a mí, estaba el sueño de mi vida, y su limpia mirada.
En un abrazo nos fundimos, y con él, nuestras inquietas miradas, que al saberse juntas, descansaron extasiadas.

Angel Márquez Díaz