Llevas sobre tus manos cipreses descomunales,
brotando como el ámbar que llevas en tu corazón;
Infinita mujer de cristal, cántaro de amaneceres.
De la dinastía más valiente, salvaje y fuerte.
Océano profundo, inmenso en tus recovecos,
lleno de pasiones, misterios y secretos no dichos.
Cuerpo bañado de oleos que trascienden tu mirada,
labios hechos de estrellas marinas, ¡Sublimes…!
Mujer; tú que logras abrazar el océano con tus rayos,
en las adversidades más inefables, ¿Cómo quedas inmersa?
Quizá sea tu piel hecha del lienzo cósmico del amor,
o simplemente llevas en ti la savia de la vida, por doquier.
Si tan sólo pudiese yacer sobre tu vientre materno,
y comprender los secretos más recónditos de ti.
Divisar el ocaso y la pradera con tus infinitos ojos,
contemplar la fortaleza espiritual, eterna e infinita.
Océano profundo, inmenso en tus recovecos,
lleno de pasiones, misterios y secretos no dichos.
Cuerpo bañado de oleos que trascienden tu mirada,
labios hechos de estrellas marinas, ¡Sublimes…!
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