Me he decidido a escribirte sincero

porque creo que nunca lo hice.

Salvando las flores en folio

y las letras de aquel Abril.

Quería decirte

ahora que no me escuchas

que tu voz fue imprescindible

para resistir la lucha.

Que tu ojos fueron faros

que vi estando en alta mar.

Por ellos, desde ese día,

aprendí el camino a casa.

Que tu pelo fue cortina

de mis secretos más tristes,

y que esa noche en que dormías,

fue mi fiel acompañante.

Que tus manos fueron mías,

aunque solo fuera un sueño.

Y tu voz pronunciando mi nombre,

la mejor canción que oí.

Que quise besarte mil veces,

pero mil más quise que lo hicieses.

Y entre unos, ceros y dieces,

me hice un ocho, y no probé.

Que quise acercarme, lo juro.

Que quise responder y no pude.

Que quise preguntarte y no supe.

Que me arrepiento de no decir «si».

Hoy mi pecho se siente más viejo.

Siento dentro un caballo al galope.

Siempre quise que domesticaras

mis ganas, y hoy, mi tristeza.

He intentado escribirte sincero,

pero siento que no es posible.

¿Qué palabras podrían servir,

para describir lo invisible?

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS