Llegó y la divisó de lejos. La eligió de entre todas. Fue un auténtico flechazo. No dudó ni un momento. Era ella, la que buscaba, la que había soñado tantas veces. Se alegró de su rapida decisión. Se acercó y en poco rato se encontraban ya en su casa. Uno frente a la otra. La miraba sin decir nada, mientras saboreaba una copa. Emocionado por el momento que imaginaba. Era la primera vez que hacía algo así y tenia cierta inseguridad. Por fin se lanzó y la acercó a la pared para primero empotrarla suavemente. No la conocía y no sabía como reacciónaria. Así lo hizo, muy lentamente fue penetrando y respondía como esperaba. Le pareció que dominaba la situación bastante bien y decidió ir más deprisa. Una sensación de hormigueo corría por todo su cuerpo. Le gustaba y excitaba de tal forma que se dejó ir en ese frenesí en el que se habían envuelto, él y ella. Pensó en cuantas veces más lo haría de esa forma, cuantas más penetraria dentro de ella o de otras. La postura la encajaba bien y se desenvolvía con mucha soltura. Consiguió una unión perfecta y agitado sudaba y jadeaba. Hasta que ya no podía más, pensaba que había llegado al climax ansiado. En ese momento una voz le sugirió que parara. Lo hizo en seco sorprendido y quedó paralizado al reconocer a su vecino de al lado. El agujero taladrado era tan grande que casi podía ver su cara, bastante enfadada. Más tarde guardó la taladradora en el trastero y dejó la estanteria de Ikea montada en el suelo. Ese sueño de dedicarse al bricolaje con ella en su mano, no se repetirá más. La recordó con pena. No pudo ser ese idilio de bricomania entre ellos. Y se conectó a Meetic… en busca de quién sabe que.

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