Un faro en la obscuridad

Muchas veces había escuchado que un accidente cambia a las personas. Puede ser uno leve o uno grave, pero de alguna forma cambia lo que eras. Te vuelves sensible, o agresivo, puedes seguir siendo tu u olvidar lo que eres, lo que haces y a quienes conoces. Pierdes la vida o las ganas de vivirla, pero jamás te deja intacto.

El alma humana es muy susceptible a las impresiones fuertes y el cuerpo es muy frágil, tanto que un rompimiento puede llevarte a la muerte. Muchas muertes románticas han ocurrido a lo largo de la historia, meras fantasías o historias verdaderas, pero le dan al alma humana un aire de debilidad e inferioridad tan ridícula y peligrosa.

Por eso muchas personas encuentran alivio en otros, que se olvidan de sí mismos, dan todo y muchas veces no reciben nada, pero eso es parte de querer y parte de amar sin condiciones, es lo que nos han dicho y hemos aprendido. El amor te vuelve vulnerable, un accidente te deja vulnerable, una enfermedad te vuelve vulnerable también y te deja marcado. El cuerpo humano es en si una maquina imperfecta gracias a los sentimientos y al entorno, porque no podemos controlarlos.

Un sentimiento es un estado de ánimo que te predispone, dispone o indispone a algo. Quien tiene suerte encuentra a alguien que le desordena los sentimientos con acciones tan simples como sonreír.

Yo por ejemplo encontré quien lo hiciera sin darse cuenta y a pesar de mi vulnerabilidad hacia él, siempre encontré consuelo en el “quizá” y en ese silencio entre los dos, que no me rompía y no me aliviaba los pensamientos. Con el tiempo se volvió cercano sin saberlo, ignorante de mí iba y venía. Un día un accidente lo regreso a donde siempre perteneció; a mi lado.

Pero ese sitio que siempre fue suyo ahora estaba lejos, tan lejos que a pesar de estar ahí no desordenaba nada, no movía nada, no golpeaba con furia como las olas del mar golpean las rocas. Solo estaba ahí tan apacible como nunca, tan simple y sincero que preocupaba, tan solo que repelía. Y mi corazón vulnerable lo aceptaba, porque era lo que siempre había querido, porque el vestigio de los sentimientos le decía que sí a algo que merecía un no y ahora que estaba ahí, no era nada.

Sujetando mi mano con miedo, he notado el cambio, el accidente y el sentimiento que juntos me gritan que diga que no, mientras mis labios pronuncian SI.

Y mientras esto pasa, se apaga el único faro que puede salvarme, salvar el amor que aun queda. Mientas se apaga y se pierde, desordeno otro mundo, rompo otro corazón con otra historia en la que soy protagonista.

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