De repente pasó el Verano, llegó Noviembre, mi cuerpo me abandonó ,
mi corazón se lamentaba, mis años me hacían , recordar todo lo conseguido…
…Alguien desde muy lejos , me observaba , dándome la enhorabuena;
quitándome el peso , del olvido de encima con el recuerdo , únicamente de los momentos felices.
El frió, más soportable para mí, helaba mi cerebro y calentaba mi corazón .
Despacito , con paso firme, creyendo en mí, pasaba la Navidad tranquila, esperando, no volver a coger, la noria, desprevenida al cambio de estación.
Así, sin mirar atrás, sin memoria retroactiva, alzaba la vista al cielo,
aprovechando las horas de Sol, y, los atardeceres fríos.
Susana Alvarez Puerto.
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