Lo que veo en tus manos

Lo que veo en tus manos

Tan solo Jade

21/07/2019

Cuéntame un secreto, prometo guardarlo, mi lengua promete no desenredarse al momento de hablar.

Hojas frías y opacas de un diferente otoño.

Lo amaba, amaba el cálido otoño hasta el día de ayer.

Al despertar allí me encontré, en aquella camilla color azul de un hospital psiquiátrico frío, tan frío como el precioso y admirable invierno.

Allí me encontré, en un ambiente pesado, con energías negativas y gritos alocados de los pacientes.

Todos somos locos, pero a los que están más locos que otros, nos encierran aquí, en un maldito hospital psiquiátrico, donde lo único bueno, son los enfermeros.

Dime, dime hasta cuándo dejarán de tratar como locas a las personas normales.

Dime cariño, dime.

El cielo azul y el sol resplandeciente irritaba mi vista, pero no era lo único, también estaba él.

-Buenas tardes Isabella soy Damián, tu doctor.-

Sus ojos verdosos, su aroma a café y sus manos, esas manos…

En mí se encendía la llama de Afrodita, en mí se encendía la llama de Atenea, tan sólo en mí, se encendía la llama de todas las diosas griegas.

Oh querido, te suplico, ven a mí con tus dulces y cálidas manos de psiquiatra, con tus dulces y asesinas manos de psiquiatra.

Puedo verlo, puedo ver en cada par de manos, lo que un hombre trae consigo mismo; amor, lujuria, posesión y manipulación, sumisión y perversión. En tus manos puedo ver mi salvación y mi perdición.

-Buenas tardes doctor- le respondí sutilmente, acariciando mi pelo en forma de seducción.

Observaré, esperaré a ver si caes en mi red, tan sólo esperaré.

Entraré en tu habitación, seduciré a tu cuerpo, lo adormeceré y me llevaré tu alma, se la entregaré en bandeja a mis demonios y por devolución, te daré algo llamado «amor».

Tan sólo espera, tan sólo espera. No mires a tus alrededores, mantén la mirada firme, firme como tu fiel creador.

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