Imborrable aquel recuerdo,
el primer día que te tuve entre mis brazos.

Nuestro abrazo,
el primer beso que te di en la frente,
me marco para siempre.

Eras tan pequeña, llena de ternura,
y yo, tan confundida. Entre temor
y locura me devolviste la cordura.

El sentido de la vida, mi motor,
mi balance, no habrá valla tan alta
que mi amor por ti no alcance.

Me transformaste, mi pequeño sol,
mi ser de luz.
Como el arco iris al final de la tormenta,
así llegaste tú.

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