Era tanto el amor que vivimos, tan intenso y teatral, que nos costó tres largos meses de un despiadado verano, acabar con él. Pusimos todo nuestro empeño, éramos personas concienzudas, tanto como para inventarlo. A pesar del esfuerzo, el otoño comenzaba a desplegar su manto cromático y nosotros aún andábamos a golpes despiadados de whatsapp y encuentros desesperados, en los que nos batíamos a besos partidos. Entremedias, llamadas en distintos tonos, silencios de diferentes colores y… de repente el vacío… me has de dejado con la palabra en la boca, no te lo perdonaré nunca…

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