Todo preparado para comenzar la función:

Escenografía. Luces. Vestuario.

Ferviente seguidor del método,

aunque en tu caso conviertas realidad en ficción.

.

Tramoyista en horas bajas,

tus engaños aquí no funcionan.

Cegado por los flashes de la cotidianidad,

te es imposible bajar del escenario.

.

Interpretas tu vida como una obra en tres actos,

esperando ansioso el giro en el guion

que de sentido a tu papel protagonista

en la tragicomedia a la que otros llamamos vida.

Por lo menos hasta que se baje el telón.

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