Échale agua a mi mar

que si no

se me desborda.

De una imponente tristeza.

De un frío

que el sol no cubre.

Échale agua para ver

como aquello

que era puro

regresó de lo infiernos

tras perder

en la disputa.

Báñate en ese colchón.

Y verás

como las rocas

entonan cantos de gloria

al sentirse

parte tuya.

Báñate y baila en el suelo.

Que verás

que las aceras

desearán que caiga lluvia

por querer

que las prefieras.

Atrévete a bucear.

Sentirás

como el mar tiembla.

Por sentir que su leyenda

puede verse

amenazada.

Busca el fondo.

Que verás

como en la orilla las cosas

no se ven

igual de hermosas

cuando las puedes tocar.

Sal del agua.

Y gritará.

Volverá a formar mareas.

Volverá a inundar la lluvia

de tristeza

ese lugar.

Sécate y aléjate.

Que el agua

está en todas partes.

Y aunque puedas escaparte

él siempre

te seguirá.

Un día amanecerás.

Asomada a la ventana

podrás contemplar, cansada,

inundada tu ciudad.

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