Hay personas destinadas.
Hay almas tan moribundas.
Condenadas por el tiempo.
Éste no perdona deudas.
Como ráfaga en la orilla.
Primera luz de mañana
que atraviesa la ventana.
Un alma despierta a otra.
Tú me haces creer en Dios,
destinos e hilos rojos.
Cada vez que yo te pienso
y se me cruzan tus ojos.
Una calle, las farolas.
El anhelo del combate.
Tu silueta se descubre.
La Luna mira expectante.
Como todopoderoso
mi mente crea sucesos.
¿Es tu rostro el que vi antes
o mi alma ya divaga?
¿Como puede ser posible
que andemos las mismas calles?
Misma hora, mismos lares.
Si bebo, los mismos bares.
Cierra los ojos si quieres.
Como los cerré y hablabas.
No puedes callar la voz.
Te digo mientras escribo.
Si algún día lees mis folios
entenderás que no digo
aquello que tantas veces
no he escuchado y he maldito.
Ando por el bulevar
de las cosas que no vivo.
Abre puertas el dolor.
Las decoro con grafito.
¿Es tu rostro el que vi antes?
¿El que apareció al pensarte?
Imposible tanta suerte.
Me estaré volviendo loco.
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