Un habano en la lluvia

Un habano en la lluvia

Albano

05/07/2019

Es difícil describir los sentimientos que te embargan cuando estas con una mujer a la cual amas con ese amor maduro, el cual solo quiere lo mejor para la otra persona, con ese amor de amigos.

Ella reposó su suave cabellera en mi hombro al mismo tiempo que le daba una calada a mi habano (lo había traído desde cuba para compartirlo con ella), no hablábamos, simplemente estábamos el uno junto al otro, rogando a Dios de que ese momento no tuviera fin. Yo le acariciaba su suave cabellera negra, la cual cuidaba bastante con shampo y acondicionador (¡Oh dulce olor a fresa que desprendían sus cabellos!), Recordaba todas las aventuras que habíamos tenido (¡Cuantos sentimientos encontrados a lo largo de cuatro años que habíamos compartido!), son esos momentos cuando los corazones de dos personas están más cercanos, ya que no se precisan palabras para decir cuán importante es el uno para el otro.

Tomé mi habano y le di una calada grande, profunda, la cara se me lleno de humo y cuando se dispersó voltee la mirada para ella, aquella mujer que conocía de tal modo que simplemente me hubiera casado con ella (pero nunca lo consideré ya que era solo mi amiga y así bastaba), recuerdo su piel canela y sus ojos negros como una noche sin luna, penetrantes, los cuales me transportaban a dentro de su alma y su corazón, y podía observar aquella mujer sensible y cariñosa, que raras veces demostraba ser, esos ojos que además adornaban ese rostro perfecto de ángel y demonio que poseen las mujeres.

Ella me miro y le dije:

-Sofía mañana tendré que dejaros, partiré para donde mis padres

-Sí, lo sé ya me lo habías dicho.

Realizó una pequeña pausa y prosiguió

-No puedo creer que haya pasado todo tan rápido.

-Sí, los cuatro años pasaron volando (Chasquee los dedos)

-Pero seguiremos en contacto, ¿Verdad?

-Trataré de llamarte, no te preocupes si no es a diario

Me dolía el alma dejarla en aquella situación, era insoportable la idea de marcharme para siempre, no quería llamarla y con eso olvidarla poco a poco.

-No quiero que te vayas

-Allá te esperaré

Las mentiras salían de mi boca sin siquiera pensarlas

– ¿Me lo prometes?

-De donde me encuentre te apoyaré, querida Sofía

-Ella sonrió

Comenzó esa lluvia tenue que va empapando poco a poco la ropa de quienes se encuentran a su alcance, terminamos nuestros habanos en silencio, simplemente hablaban nuestros corazones. Un amor verdadero, un amor libre, un amor recíproco, un amor inagotable sentíamos en ese momento.

Ella rompe el silencio y dice:

-Deberías irte

-Sí, ya es muy tarde

La tome de la mano, la mire a sus grandes y hermosos ojos negros y simplemente la abracé, compartimos así unos cuantos minutos, ella sabía mis sentimientos y yo los suyos, no hubo necesidad de intercambiar palabras, ya nuestros corazones habían hablado con la sinceridad que posee el amor, después ella entró en su casa.

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