Carta sin destino

Mi primer verso se lo debo a Gabriela un amor que dejó en mi una  semilla de poeta. Por plazas yo anduve, buscando el amor y no la poesía, ella era una estrella remota que se mira desde una parcela. Que viaje tan hermoso es mirar atrás sin quejas, que bello es el abril ahora envuelto en cenizas. Que digo yo un efimero hombre que busco raíces en el cielo, para encontrarla a ella. Por eso hoy arranco de su mesa una blanca azucena para regarla como blanca nieve que jamás vuelve a ser la primera. Será hermoso mirar de nuevo el cielo y encender con el alma una estrella de escarcha. Será siempre hermoso creer en Dios y sus acuarelas, mirar el rostro en el espejo y descubrir que  no hay alas más  bellas que los sueños desnudos como esperanzas. Ahora bien soy un poeta de un barrio que jamás volvió hacer el mismo desde la guerra. Soy lo juro una pregunta sin respuesta. Un cielo gris que jamás huyó a Ginebra, ni busco la paz de una blanca paloma que cruzó el cielo sin dejar huella. Ah, estás alturas de la vida  se puede decir lo que sea, hasta la diminuta palabra que se olvida, cuando se cierra una puerta. Soy amigo leal de mis laberintos de hojas secas y otoños engendrados, pues el recuerdo me trae esa suerte fugaz de poeta. Pues juro que el amor en mi vereda. Es la dicha más bella que me acaricia el alma por breve que sea. Última voz: Confiezo que no todo es gris en mi vida, también hubo flores bellas( incluyendo a mi madre y mis cuatro hermanas que jamás olvido al decir una plegaria) tengo el alma triste por destino y no por castigo, aunque por dentro me muera de risa, soy un poeta entregado a la vocación, soy digno de soñar con una rosa desnuda que jamás vuelve de las cenizas.🌹🍷

 

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