Cucaracho nació adentro de uno de los cuatro muros de una casa de familia, habita en la oscuridad porque en la luz están los monstruos.

Junto a sus hermanos chiripas bajo el cuidado de las grandes, aún no se lanzan a la aventura que ofrece el mundo al otro lado del espejo del baño.

Viendo a su papá cada madrugada llegar con tufo a menta, embriagado de Colgate, perdido en el dolor.

Por un primo que perdió de un zapatazo, por verlo agonizar hasta que un recojedor se lo llevo a la bolsa de basura.

Los días pasaron y Cucaracho pronto fue un adolecente pati peludo y puberto, listo para su primer paseo de olla familiar, a su edad todavía no sabía pasar las calles solo, hay escaleras, pero se avientan por el techo mordiendo cuanto cable se encuentran hasta llegar al lavaplatos y darse un banquete de sobras, su comida favorita.

Cucaracho y unos panitas movieron una cuchara hasta el borde del lavaplatos, a una distancia perfecta para lanzar clavados sobre un pocillo medio lleno de café. De primero se lanzó Firulais, asi se llamaba la chinga que se ahogó y ya no jugaron más.

Conoció a Cucaracha la mona, con la que tuvo huevos, las cucarachas no gastan en pañales y por eso es que tienen hijos sin pesar.

Eso si, son buenos padres, les enseñan a ser todas unas chiripas ninja, les dan tacticas de supervivencia para evadir los peligros.

Fue el día en que la nube de Raid llovió sobre ellos…

Que aplicaron la enseñanza más valiosa de su padre Cucaracho que decia…

Hijos, recuerden que tienen alas.

Contuvieron la respiración, escalaron media pared y volaron por encima del gas, escapando por la ventana hasta un arbusto, conocieron otros insectos y conviven tranquiĺos, ahora son cucarachas de monte voladoras ninja. Todo un nuevo mundo para ellas.

Espero que les vaya muy bien.

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