A ti, mujer

De tu existencia maravillado heme.

Escabrosas sendas recorreré

por ver tu encanto hipnótico:

misterio de vida y fe aprenderé.

Querer, quererte, querido

querer, quererte, querré.

Sigue ahí anhelo mío;

no te muevas de tu sempiterno

y amamanta a los necios con brío

de tu ubre primigenia, ilumina su hodierno.

Querer, quererte, querido

querer, quererte, querré.

A ti, mujer, único y verdadero

hechizo de vida, secreto hermoso.

Dame destellos de tu verdad aurífera

pues de elegir quiero tu regazo cariñoso.

Querer, quererte, querido

querer, quererte, querré.

Que nadie de su crasa necedad

Se te aglutine en el tuyo candor,

pues no hay par en tu perentoriedad:

Cuando de ti nací… aprendí el amor.

Querer, quererte, querido

querer, quererte, siempre querré.