«A mis soledades voy,
de mis soledades vengo.»
Lope de Vega.

Suena el suave silbido del viento
en las copas lejanas
de los árboles altos.

Trae consigo el sabor
de la tierra podrida
y el tenue aroma a lluvia
contaminada.

En estas leves brizas, que cubren
el dulce llanto de los niños muertos,
«Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos».
(Pablo Neruda).

Si acaso el amor
mi alma ha tocado,
en estas leves brizas
de ha ido llorando;

el suave silbido
en las copas lejanas trae
del olvido a mi memoria
el fétido recuerdo
de mi amante más amada:

Mi siempre eterna
soledad.

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