CLEOPATRA DE AVICENA (Fictión Efex)

«De textos y alegorías amorosas, plaga el hombre sus palabras. De historias de Ileadas y Odiseas fecundos están sus algoritmos. Más sus historias no serían tantas, ni sus hazañas endulzadas, sin los amantes que en el ansia, al calor de la flama cumbres su lecho con dagas clavadas y encarnecidas a su fecundo candor.»

Estaba elucubrando la redacción de esta historia. Cuando de repente el viento comenzó a soplar de la lejanía, al parecer un chaparrón de mediano alcance bañaría mis palabras entre apagones de luz y tierra. Más ni el viento de las grandes montañas entorpecería mi labor de narrar la historia trágica de Cleopatra de Avicena.

¿Que para decepción de algunos cuantos no es Cleopatra la de Egipto? Cleopatra de Avicena nacía un día cálido del mes de mayo, pero hoy les contare de su historia, amor y tragedia. Cleopatra era una hija de un orfebre llamado Pineo, era una niña frágil y peculiarmente delgada, con una estatura medía a la cual sus padres parecía no importarle más que para que les diera un heredero, es por ello que desde su nacimiento, Cleopatra estaba destinada a casarse, siendo esta la prioridad ya que su padre Pineo y su madre Agripina no podían tener más descendencia y ya que eran personas humildes, la expansión de sus tierras era prioridad por lo que desde pequeña la comprometieron con Efebo un niño varón seis años más grandes que Cleopatra y quien sin ella saberlo sería su futuro marido.

Efebo era hijo de un Avezado, es decir, un curtidor de cabras, el cual vendía pieles y tenía varios cabezas de ganado. Durante su infancia Cleopatra fue educada como una mujer para casarse, enseñada por su madre en las labores de una mujer de aquel tiempo, Cleopatra aprendió los menesteres del hogar.

Pasando así quince años, Cleopatra estaba lista para casarse, salvo por un pequeño detalle, un detalle tan insignificante y que era, que ella aun no le había bajado la regla. Como era de esperarse su madre recurrió a remedios de plantas y hiervas, las cuales eran escondida por Cleopatra quien, sabiendo ya los planes de su padre, se negaba a casarse. Todo iba bien mientras ella no reglara y eso era un hecho inexorable. Hasta aquel fatídico día en que como era de esperarse cumplió dieciséis años. Fue entonces que su inevitable periodo llego, Con júbilo y alegría avasalladoras sus padres proclamaron la buena nueva a la familia de Efebo.

Quien no se alegraría tan poco con la noticia, ya que no sentía ninguna atracción hacia la hija del orfebre. Pese a la oposición de la pareja, los padres de estos ya habían formalizado la fecha de la boda y la lista de invitados, siendo estos acogidos en las casas de ambas familias, dado que para participar en la boda era menester viajar muchas leguas para llegar a Avicena.

Más las familias de ambos no contarían que el amor tornaría el idilio en algo más que un preparativo de un noviazgo arreglado. Fue así que a la casa de Cleopatra llegaron sus primas Atenea y Elenia hijas del hermano de su madre de nombre Patrocleo.

Acarreando con ello el inicio de la tragedia, ya que Efebo al conocer a Elenia quedo embelesado por su belleza y talento para bordar, la atracción entre ambos fue absoluta, completa, inequívoca desde el inicio. Efebo parecía estar cien por cierto más interesado e Elenia que en Cleopatra, quien por desgracia noto la atención brindada a su prima por parte de su prometido desde el primer minuto en que estos se conocieron.

Recelosa y un poco frustrada por reconocer que se iba a casar con un hombre al cual odiaba y no le agradaba agradeció el idilio. Y es más ahora que entiendo la historia, he llegado a pensar que ella misma fue causante de la tragedia.

Pues fungiendo como celestina, dejo que ambos filetearan sin ella hacer ninguna inmutación al respecto. Así trascurrieron los preparativos de la farsa de una boda que terminaría para la desgracia de ambas familias en un romance amorfo y sin brillo, más que el de las navajas de cuero curtidor en la esencia de una sangre desalmada y sin intención.

Como era de esperarse Elenia y Efebo tuvieron su romance mientras los demás preparaban la boda, siendo Cleopatra la misma autora intelectual de aquella elucubración, ya que ella estando al tanto de la situación de los amantes accedió a sus encuentros clandestinos y poco ortodoxos.

Los demás invitados continuaron llegando para participar en la boda, que, si bien la situación entre ambas familias era tensa, hubo un hecho peculiar que desataría la guerra entre ambas familias y que por desgracia no sería el idilio de la pareja ya conformada por Elenia y Efebo.

Si no por Cleopatra. Quien estando lavando su ropa interior en el río después de una zambullida sin autorización de nadie y creyéndose en soledad, conoció a Patricio, un joven que para su desgracia pasaba después de recoger una carga de lecha para llevarla a su amo en un pueblo vecino y quien al ver a la joven semi desnuda en el río decidió ociosamente acercarse a su encuentro y quien sería seducido por la misma Cleopatra.

El encuentro no hubiera trascendido de no haber sido porque el hecho de que en había muchas personas ya reunidas para la boda que se llevaría a cabo al siguiente día. Los amantes, fueron sorprendidos por los familiares de Efebo. ¿Quiénes a punta de arrastrarlos hasta tirarlos marginados en la plaza que rodeaba a las dos casas, expusieron el hecho de haberlos encontrado en paños menores haciendo actos indecorosos?

Efebo por su parte y presionado por sus familiares accedió a sentirse deshonrado, viendo también la oportunidad de casarse con la prima de Cleopatra. Así y con gran vergüenza para la familia de Cleopatra, los amantes fueron amarrados a unos troncos cerca del bosque, ahí, los ataron y los dejaron desnudos toda la noche mientras las dos familias decidían su castigo.

El joven fue condenado a ser arrojado del acantilado, para que el Dios Neptuno le comiera las entrañas y vaciara del ultimo halito de vida que le quedara triturando sus huesos en un gran agujero negro de agua y soledad. Mientras que el castigo para Cleopatra fue ser llevada ante el tribunal quien decidiría su castigo.

Así la joven Cleopatra de Avicena fue llevada caminando sin derecho a descanso hasta el tributo…Quien ordeno que fuera sacrificada en laberinto del minotauro. Siendo estas las últimas palabras que se le dejarían pronunciar:

«Yo averroísta simplificada, declaro por alianza del corazón. Que es mejor la pasión que el matrimonio por ocasión, pues si el matrimonio es obligación, no antecede al corazón y se deja a la razón su largo proceder. Más mis actos son con fe, porque creo en el amor, más ¿Que sería de un casorio sin amor, que un paco por deber? Es pues entonces, sea lo que a Zeus le apetezca, que él sabe mi desliz y guardara mi sentir, ya que por amor a Venus rindiéndole cuentas gustosas y con fe voy.»

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS