La perspicacia del señor Sullivan

La perspicacia del señor Sullivan

enrique bollain

04/06/2019

El ojo derecho del señor Zachary Marshall era capaz de fijar la vista y dirigirla, pero a ratos necesitaba descansar y le cedía la misión principal al ojo izquierdo. Cuando éste recibía la orden, su habitual movimiento giratorio cesaba, y la pupila se acercaba desde el exterior hasta casi alcanzar la línea media, donde se detenía. En su nueva posición, adquiría el aspecto de una prótesis. Así, la mejora en la fijeza era paradójica: de tuerto, Zachary parecía pasar a ser ciego.

Era el cuarto aspirante al que entrevistaba el señor Sullivan para el puesto de mayordomo-administrador. Acababa de despedirse el antiguo.

Cuando el señor Sullivan dio por terminada la entrevista, su esposa Nancy le preguntó cómo había ido. Para su sorpresa, el señor Sullivan le dijo que lo había contratado sin dudarlo.

-Pero, ¿te has fijado cómo mira?

-Cómo no. Pero en mi larga experiencia, he llegado a la conclusión de que la gente que mira de frente es menos de fiar, porque disponen de una máscara tras la que esconderse. Hay muchos hipócritas.

– ¿Una mirada estrábica te parece más fiable?

-Cariño, esos ojos están obligados a mirar continuamente como un náufrago, a todas partes. No son capaces de ocuparse en organizar un escondite para su dueño. Quien posee esos ojos no tiene elección posible: está condenado a la sinceridad.

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