Basta tu nombre para el rezo

Cuando el mundo evacua los tímpanos de mis dedos,

y la piel de mis ojos queda tendida
sin búsqueda ni encuentro
ni tampoco soledad o exilio de silencio
se abren las glándulas secretas
del místico y profundo pensamiento
y con callada devoción de abeja
apoyo mi fervor en la imagen que te pienso.

Basta en ese instante tu nombre para el rezo
y mi apretada paz para el oficio nuevo.
Sobra para el infinito mi recuerdo incierto
La duda que te agrega algún rictus o algún gesto.
Y falta tu verdad y tu lugar que es templo
para llenar el vacío a mi costado hueco.
y falta tu certeza para comprobar la imagen
y una sola cercanía para clausurarnos dos silencios

Por eso cuando bajo al sótano del sueño
y acomodo tus cosas sobre lo que quiero
y aún falta un principio para enumerar el tiempo
y eres sólo una vez y muchas de recuerdo
tal vez entonces sube al púlpito secreto
la bandera de tu rostro que es la cruz de mi templo
y se expande por la sangre (como la primavera a un huerto)
todo esto tuyo que me levanta y crezco

Y ése es todo mi encontrado misterio
creer haber hallado el rostro de un presentimiento
morder con las manos las ramas del silencio
y alzarme con un grito callado que es un credo
y nombrarte llorarte o cantarte con la luz al cuello
y tal vez haberte perdido desde siempre sin saberlo
porque ésa es parte de tu quizás presentimiento.

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