¡Se escuchan! Siempre a lo lejos. «Esos malditos perros.» Todas las noches los escucho pasearse por las noches en silencio. ¡¡¡Me fastidian esos malditos perros!!!

Sin dueño, lambuceando las sobras que quedan en el mercado, siempre las perras cargadas de perros. «Hambrientas y miserables, huesudas» Se pasean por las noches nauseabundas de esta calle perimetral al este de la ciudad. Y todas las noches se reúnen en manada, voltean el bote de la basura, rasgan las bolsas negras para sacar los rescoldos de un pollo o pizza a medio morder.

Son animales que nadie quiso o amo. ¡Pobres bastardeos! Yo los rejunto por mi camino, les doy casa y hospedaje, los alimento, baño, cubriéndolos de la intemperie, a las perras más jóvenes las esterilizo, y a los machos los castro para que no se reproduzcan.

Luego de baños y cuidados, los pongo en adopción. Algunos migran a hogares seguros, otros los menos lindos, se quedan conmigo, los veo envejecer o a veces morir. Los llevo al veterinario. Los saco literalmente de las calles para convertirlos en lo que fueron bellos animales, algunos amañados porque los pusieron como perros de peleas en las apuestas. Llegan mutilados, ensangrentados, violados. Así viven esos animales. En las calles, tuertos, sin lengua.

«Conciencia, Amor, fe, Dios»

¿Que? ¿Que nos falta a los humanos para entender? Toda la desdicha que podemos causarles a esos pobres animales. Algunos son regalos de niños, otros de aniversarios de noviazgos. Y cuando todo se va a la «M….» Los perros también, se acabó el amor, ya no hay nada para nadie, menos para los perros o gatos. Los gatos se quedan ahí, en sus hogares maullando de hambre hasta que se mueren o se van. ¿Pero? Es más, difícil que se vayan, los perros casi siempre se van, se marchas y se alejan. Dejando que sus dueños sean felices en otro lado, sin ellos…Si lo que ellos fueron «Compañeros», «Amigos», «Guardianes».

¿Qué porque los ayudo? Tal vez porque mis padres nunca me dejaron tener perros, tal vez porque éramos tan pobres que no teníamos para perros. ¿Porque no todos los pobres tenemos perros? A veces ni a perros llegamos. Tal vez porque me gusto leer las Vacas de Quimiquita. «Que no escuchas ladrar a los perros». Ahora tengo cincuenta y dos perros. Todos lindos y bañados. ¿Pero, que nadie quiere? Son como niños de orfanato. Así, por eso cuando los veo andar en manada me pregunto ¿Si realmente serán más felices así? En manada, en la calle, protegiéndose los unos a los otros, grandes clanes de perros que se esconden de la perrera, que tienen largos viajes, que nadie sabe en donde se meten cuando se van de su hogar. A veces creo ¿Que se buscan? ¿Buscan su ser de perro? ¿Que son estos caninos que a fuerzas queremos domesticar? Y sólo cuando los contemplo, puedo ver en sus ojos, su profundidad, esa sabiduría que en silencio nadie puede escuchar.

Tal vez, por eso los ayudo, porque son guardianes de la vida, de la muerte, guías ancestrales de lo paranormal.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS