Voy por la carretera de los desaparecidos, de esos que en osamenta y huesos se perfumaron para un día desaparecer, sólo se almacenan sus fotografías en cualquier lugar, cuelgan de los diarios y se desvanecen en el llanto sonoro de ¿quién sabe dónde está? y ahora aquí, en esta carrera loca, en esta carretera a toda marcha por los suspiros del querer desaparecer y ceder en medio de la nada, solo contemplo una carretera que no conduce a ningún lado, son las 2:32 de la madrugada y piso el acelerador, a toda velocidad, es un juego, tan sólo un estúpido juego.

Bebo cerveza y tomo un cigarro y me dejo llevar. Me acomodo en mi asiento la función está por comenzar, en medio de la nada soy la rey de corazones y si te acercas seguro te romperé.

– «MALA INFLUENCIA PARA TI»

Piso el pedal y voy a toda velocidad sin detener el viento que remueve todo, mi cabello mis pensamientos freno y doy media vuelta, el caso patina casi se voltea y yo vuelvo a tomar el control bebo más cerveza y vuelvo al juego después de derrapar llanta, me gusta, me excita la velocidad, a media luz de las estrellas, es como tomar a la muerte de la mano e invitarla a vivir contigo, me gusta mirarla a los ojos ver sus profundos agujeros vacíos, y mirar hasta donde podrá aguantar las ganas de que me estrelle con algo para saciar su daga con mi cuerpo. Pero esta noche no será así, sigo mi carrera loca, locura de desenfreno, en velocidad, hasta el límite. «Borde line» dicen.

-Ja, dicen los psicólogos que me han atendido, aquí no son nada ellos y ellas. Tomo antidepresivos y me corto las venas para secarles el sudor de sus libros.

Vuelvo a tomar el volante y vuelvo a lo mismo de antes, un cigarrillo más, un trago a mi cerveza y de nuevo a toda velocidad por esa maldita carretera sin final, nunca llega a ninguna parte siempre está así quieta, tan quieta como la nada, como la parada de camiones cuando uno espera y yo aquí tratando insipientemente de despegarme de tus recuerdos, de todo lo que me ata a ti. «Estúpida vida» y vuelvo a pisar el acelerador con más potencia, que reviente el motor y yo con él, pienso en ello, cuando hago el paso de la muerte mi amor, y ya voy en esta carretera rumbo al infierno.

-No me esperes mi amor despierta, esta noche mis demonios me acompañan y sólo a ellos les perteneceré.

Y sigo mi marcha en esta carretera de alta velocidad, con el fin, sin fin, en premura de muertos vivientes, aquí sólo fosas se encuentran en el camino, Texas, la frontera, nuevo México, ya nada queda, se hunde, desde Carolina del norte, hasta nuevo México. Y yo aquí en este desierto a plena velocidad desenfrenadamente escapando, de ti, de mi propia sobriedad racional, de la nicotina que me invade el cerebro y me enferma hasta hundirme en el recuerdo de fractales que nunca recordare. Doy el volantaso de nuevo, las llantas rechinan, el auto da vueltas, estoy cayendo en la oscuridad mientras veo salir las partes de mi junto con cada parte del vehículo que se deja ir chocando con el movimiento contra todo, con todo, así hasta volver a comenzar. aquí quedaron mis restos y sólo una cruz se ve a lo lejos, ahí está la marca, la marca del olvido, vinieron hace años me dejaron las flores que nadie me dio y después de mil años sigo corriendo, corriendo en esta carretera que fue mi perdición.

(A la memoria de todos aquellos que, por locura o casualidad, por diversión o fatalidad, por imprudencia o alcohol, han muerto en carreteras a donde ya nadie va, a esas cruces que vemos cuando viajamos y que nadie recuerda, nadie ve más que al pasear.)

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