Será tan grande que no me abandonará

Será tan grande que no me abandonará

Bosquejaré una enredadera de besos
que trepen por las columnas de tus piernas
y lleguen hasta el musgo del techo
y se tejan en él como el humo
se arrastra hasta las nubes para unir sus manos.
Y allí el instante encontrará su lentitud
y se demorará la sensación
inmutable de tu cercanía
subsistiendo a los segundos
inriendables, como gases o fantasmas.
y se abultará mi grito en mi garganta
y será tan grande que no me abandonará
Y asfixiaré una palabra
que tú también evitarás decir
Y me preguntarás si escucho tu silencio
Y entenderás el mío
y serás dueña de mi tristeza inevitable
Y estaré contento y se empañarán las cosas
Y serán nosotros nuestras lágrimas
cuando caigan en las bocas juntas
y tu sal será mía y estaré en tu sabor.
Y hormaré en ti como las cosas contenidas
Y seré un verso amordazado entre tus páginas
como una campana seca
o la lengua quieta de una campana
y crecerá el empalago de un sonido presentido
y te cantaré tu melodía
Y derramarás la mía
como un revoloteo agonizante
de alas de campana
que irán enloqueciendo hasta despertarse del desmayo
E ignorantes del tiempo que la felicidad
nos emboscaba
pensaremos fugazmente:
¿cuánto hace que podíamos amarnos?
Y no sabremos ni siquiera de nuestro principio
Y nuestro amor se estirará desde un incierto cuando
Y nos sabremos unidos sin entender la intrincada unión
y veremos plumas caídas de la locura de los pájaros
y el agua estará dura y chata en los estanques
Y tendremos frío de pensar haber estado menos juntos.

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