Decae todo, tú siempre en fuego.

Y huele a muerte, tú siempre en fuego.
Las calles gritan, tu siempre en fuego.
Ojos en caza, tu siempre en fuego.

Melena brusca, melena en celo.
Los ojos rojos y el aullido.
Puños alzados, el cuerpo brota.
Muestras los dientes, piedras de fuego.

El cielo calla, le prendes fuego.
Aún con metralla no toca el suelo.
Sonríes cruda, sonríes cierta,
sonríes ahora con mueca propia.

Al retroceso le prendes fuego.
Pisas más fuerte, pisas más hondo.
Pisan ya miles sin soledad.
Fuego mojado, fuego entierrado.

Ya nunca más, ya sólo fuego,
Chispas y brasas, maleza alta.
Ojos serenos, la vista clara.
Flamas hermanas, la llamarada.

Y gritas ¡fuego!, y añoras ¡fuego!,
aunque el trumao ahogue el paso.
Que arda todo, que arda ahora,
que jamás olvidemos que son el fuego.

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