«Princesita de juguete»

Eso era lo que yo quería ser, Una Lolita cualquiera, para eso fui creada. Al principio mis sueños eran; rectifico. Al principio mi sueños lo eran «todo». Pero al pasar el tiempo, mi sueño se convirtió en la peor de todas mis pesadillas, aún que yo creo que siempre lo fue, a tal grado que ahora ya no se si en verdad ese era mi sueño o el de mi madre. Lo cierto, es que para entrar a la carrera de modelo necesitas comenzar muy joven o al menos eso era lo que «pretendía mi madre.» Ella había sido diseñadora de moda y yo su modelo adjunto, desde niña comenzó a experimentar conmigo, primero me hacia ropa, después fueron secciones de fotos y ya para los diez años utilizaba cosméticos, medias y tacones altos. Para este momento ya había perdido mi virginidad con quien sabe que agente publicitario, pero a ella no le importo, ella sólo me decía.

«Las grandes estrellas tienen que hacer sacrificios, querida.»

Lo cierto es que los hombres le pagaban bien por mi, a veces salia en portadas de alguna revista sin importancia, luego en otras más trascendentales, luego mi madre murió de una sobre dosis de anfetaminas y yo continué el camino, ya sola sabia la perversión más precaria de la humanidad y con dieseis años, ya no me importaba mucho nada, más que una sola cosa…»Triunfar.»

E iba de mano en mano, de postor en postor, de prostíbulos a pasarelas de alta costura, siempre así, entre fiesta de la alta y burdeles de la baja categoría, hasta que lo conocí a el. Un tipo que me ofreció sus servicios de entrenador.

¡O algo así!

El me enseño algunas cosas que me ayudaron mucho a convertirme en la modelo que soy, después de tantas violaciones y humillaciones. Por fin tome el renombre que me tocaba, las paginas principales de las revistas comenzaron a darse la vuelta a mirarme, me invitaron a pasarelas sumamente costosas y lujosas.

Y aun que al principio era el comodín para modelos más experimentadas mi fama tan ansiada no tardo en llegar, después de siete años de glamour de alta socia-lite, comencé a invertir en algunas cadenas, nada formal, algunas cosas sin importancia y entonces los nombramientos de las cadenas más prestigiadas llenaron mis ojos con símbolos de pesos, así comencé a participar en comerciales, y alguna que otra película sin importancia.

Entonces mi primer tropiezo fue fijarme en él, un rico millonario que me hizo un guiño en una pasarela y al cual debíamos complacer. Al termino del evento, me llamo a su privado, me invito unas cuantas copas y mire en sus ojos lo que deseaba.

«Ser su amante en turno» Yo me negué, pero el no tuvo compasión me subió a su camioneta negra con vidrios polarizados y me violo, hasta el cansancio, yo grite y lo rasguñe, pero el abofeteo mi rostro. Entonces supe, que no había cambiado nada, la única diferencia es que antes me violaban mediocres y ahora me violaban gente rica y poderosa.

Después que acabo me dijo, el muy cínico:

«Estuvo rico, nena…pero la próxima vez pon más de tu parte.»

Sacándome de su auto, me a rojo una maleta. En su interior había una buena cantidad de dolares. Yo regrese con mis compañeras, a lo que la diseñadora en turno me regaño, por haber roto el vestido…

«Tendrás que pagarlo, chula, porque estas cosas no salen baratas.»

Tomo su copa y en son de aprobación me hizo un guiño, ya lo sabia, me había vendido como mi madre al mejor postor. Entonces comencé a beber, a drogarme y a lo mío, esa era mi rutina, cada vez más vacía, más mortal. De esa violación quede embarazada de una niña rubia de ojos azules, hermosa. Hace unos días una compañera de mi trabajo me dijo:

«Keila esta hermosa, amiga. Y no se te ha ocurrido meterla a modelar.»

Yo la mire con odio, con un gran e inmenso odio y alterada le conteste.

«NO MI HIJA NO SERA MODELO.»

Desde aquel día me retire de las pasarelas, de todo eso que es ahora lo veo con claridad, la peor mentira en la que he vivido, viviendo el sueño… si, el sueño de mi madre más nunca el mio propio en realidad.

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