NO SÉ POR QUÉ

No sé por qué no puedo quedarme

con el aburrimiento

con la tranquilidad

con la paz de las ventanas

—algunas—

con un copo de tedio

y un amainado vapor

de besos colgando de mi boca

No sé por qué no puedo

morir de tiempo

y debo suicidarme

vivir de súbitas lámparas

de relámpagos agachados

que me asaltan

de emboscados fervores que me

iluminan de repente.

No sé por qué.

Dejo mi cama al alba

Dejo mi hambre

clavado en un pan manso

como un furioso cuchillo

y cierro mis ojos sin

portazos

Despidiéndome a mordiscos

de cada lentitud

cada amansado abismo

cada espejo de lenguaje cotidiano

cada nombre que he sido

obedientemente.

No sé por qué.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS