VIAJE POR EL REZO

Si tuviera

podríamos cambiar de religión

meternos en un barril lleno de aceite

aprender el lenguaje de las flores

saber cómo se llora en marte.

No sé cómo se fundan

las cosas importantes como ésa.

Y hay tantas otras cosas más

que ignoro

No sé cómo se evita emborracharse

cómo sueñan el amor los sacerdotes

por qué se suicidan

los insectos.

(Ahora me doy cuenta

de que la naturaleza no estaba

preparada para los

inexpugnables faroles)

No tengo religión

pero quisiera cambiar de algo

de verdad podríamos hacerlo

¿Quién inventa las cosas importantes

Quién anda instituyendo los profetas

Quién decidió las alas del gusano?

¿y el instinto de beso en los sonidos?

No es que quiera

cambiarme las desconocidas raíces

Es que contigo podría hacer un viaje

por el polen, arrojarme a un cielo

subalterno por la boca de un sapo

enamorado. Remontarme por el aire

con mis párpados por únicas alas.

Derrotar todos los dogmas de la

arquitectura universal.

Podríamos invitar a un ateo

imaginario a fusilarnos con burbujas

de sonido hasta dejarnos huecos

como una llama.

O hacer un viaje por el rezo. Para

eso sería necesario que nos escondiéramos

en un molino apretando los dientes

para no gritar cuando la piedra nos

enreda con la harina. Nuestras

manos juntas serán el mismo grano

después tal vez nos harían pan

lingote cereal, ladrillo, altar

del hambre y con forma de

luna un poco amapolada

en alguna suburbana iglesia

nos repartirían. Tal vez nos

tocará esa vieja, la que reza

casi con afán. Descenderemos

por su esófago (sabremos

casi algo de los hormigueros)

y veremos el corazón de la fe

el pabilo que sostiene historias

el pedestal de tantas guerras.

Después, un poco como los feligreses

saldremos del recinto sagrado

y nos dirigiremos a los andenes

suburbiales empujados por

la corriente de la derrota.

Allí habrá un túnel mucho

más oscuro.

La salida será lo más difícil.

Creo que prefiero no cambiar de

religión, quedarme con mis palomas

y mis trasnoches de páginas.

JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT

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