El sol ardiente cabalga en nuestras sienes.

El paso es lento;
Y azarosas son nuestras pisadas.
Luego caemos, entre la polvacera
Y nos alzamos estoicos guerreros.
Andamos…
Siempre a delante,
Siempre en un instante.
A nuestro alrededor unos cuantos huesos huecos
De otros que al igual que nosotros
Se perdieron,
En ese,
Sueño americano que no llega.
Lentamente rasguñamos la tierra;
Y nuestra agua se convierte en arena,
Y nuestros sueños se convierten en serpientes.
Que nos pican,
Que nos matan,
El desierto es un mar muerto,
Yerto, Seco,
Árido y deshabitado,
Como nuestras ideas de abandonar nuestra tierra,
Como nuestros sueños ensangrentados y quebradizos,
Somos débiles dice el cojo,
Somos fuertes dice el siego,
Somos tontos dice el manco,
Pero hay vamos,
Siguiendo nuestros sueños de despojos.
Sueños de libertad y de pobreza,
Sueños de conseguirte tu casita
María amada mía,
Que yo llevo en mi alma mi rosario.
El rosario del alma mía,
Rezo,
Luego duermo y me despierto,
Escucho a los coyotes aullar a lo lejos,
Y los zopilotes vuelan en lo alto de nuestras cabezas.
Pero seguimos…
Caminando lentamente:
La arena se mete entre nuestras piernas,
Nuestro paso es seguro y sin fronteras,
Somos los migrantes
Los desterrados de otras tierras,
¿Por qué no llueve?
¿Por qué se secan nuestras siembras?
Migramos para que nos alcance,
El mañana,
Migramos para alcanzar nuestra alborada,
Secos,
Como este desierto,
Secos,
Como este incierto,
Así son nuestros pasos,
Frígidos y sediento.
Migrantes y braceros,
Esos somos,
Unos caminantes sin camino,
Vamos…
Pues vamos haciendo nuestro propio camino.
Un camino sin acotamientos,
Solos y en penumbras hay nos vamos,
Un paso más y luego el otro.
Lentos,
Lentos vamos caminando los que no somos,
Los que nos fuimos para el otro lado
Y nunca más ya regresamos.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS