No dialogues con un Loco

No dialogues con un Loco

D Carles ML

01/04/2017

– ¿Ha bebido esta noche algo Señor?- la pregunta vino tras la detención en un paso de control policial de alcoholemia rutinario; la oficial iluminaba dentro del vehículo con el bastón que usan para hacer las señales de paso o detención, que a la vez les sirve de linterna.

– Sí, he bebido un poco…seño…señora.- respondió el conductor de cabellos blancos y barba al estilo candado, mirando a la oficial por encima de sus gafas.

– Qué ha bebido, ¿me podría decir en cantidades?-

– Bien, ha sido un litro, o litro y medio en la cena de esta noche con mis amigos que me acompañan…sí, ha sido esa cantidad. Le puedo asegurar que era agua de la mejor, Vichys a temperatura ambiente.-

– Señor le pregunto por bebidas de alcohol.- la oficial supo que no sería fácil este control desde el mismo momento en que le vio en los ojos del conductor, ese resplandor de malicia y mala leche que caracteriza a los chistosos nocturnos.

– Perdón, como me preguntó por haber bebido, le respondí en función de los líquidos que ingresaron a mi cuerpo en estos últimos cuarenta minutos.-

– ¿Quiere decir que antes de beber agua ha bebido alcohol?- era necesario cerciorarse con paciencia ante el graciosillo para no proceder a la prueba clásica de soplado y verificación del alcohol en aliento.

– Bueno, al mediodía me tomé tres copas de buen vino del Penedés, le recomiendo que en su día de fiesta beba vinos catalanes, son los mejores.-

– Señor, no estoy para perder tiempo, procederé a pedirle que haga el test de alcoholemia, me espera un momento que traeré el material.-

– Como usted ordene señora…autoridad policial.- la oficial le miró fulminándolo de pies a cabeza, dio media vuelta y buscó el aparato con la boquilla descartable.

– Sople aquí con fuerza y largo hasta que yo le indique que pare.-

– Con mucho gusto señora autoridad policial.

-Sople y deje el sarcasmo para después, que le puede hacer falta para reflexionar un rato.

– Fuuuuuuuu…uuhh…fuuuuuuh….uuuhhhfufuuuuu.-

– Suficiente señor…el indicador dice que no ha bebido nada. Sin embargo, ¿usted ha consumido alguna droga en las últimas horas?

– ¡Ah! Allí me ha pillado. Sí, consumo a diario una buena dosis de opiáceos; al despertarme me hago una taza de tila o boldo y me mando para dentro una dosis de morfina, por la noche hago otro tanto.-

– Señor, por favor aparque su vehículo a un costado de aquel móvil y acompáñeme a la furgoneta.-

Lo que usted diga.- movió el coche hasta donde le indico la oficial y se apeó de él acompañando a la oficial.

-Le informo que tengo mis sospechas que usted está bajo los efectos de algún tipo de droga, por lo que el oficial a cargo del operativo le hará enseguida un test y si lo consideramos, deberá acompañarnos a la comisaría para proseguir con el control.-

El conductor se sentó cómodamente en el asiento de la furgoneta, mientras el resto de los amigos quedaban en el vehículo observando la escena como si de una obra de teatro se tratara. La oficial se reunió con otro oficial que era quién supervisaba el operativo y tras un par de minutos en que se puso al tanto de lo que sucedía, se dirigió hacia el conductor arreglándose la gorra mientras asumía su personaje de poder policial.

El conductor no mostraba nada de sorpresa ni temor ante lo que podía suceder, es más se lo veía algo divertido con la circunstancia por la que pasaba.

– Buenas noches señor. Soy el oficial que está a cargo de este operativo y me han informado que es posible que usted haya consumido algún tipo de sustancia que hace que no esté en condiciones de conducir. Le pregunto directamente, ¿ha consumido usted en las últimas horas algún tipo de droga?-

– Claro señor. Soy una persona que consume drogas desde hace más de diez años. Tomo por las mañanas y por la noche, es más es lo que me permite no solo conducir, sino también estar con usted hablando amablemente, señor …autoridad policial.-

– Señor guarde sus sarcasmos y responda lo que le he preguntado.-

– Pero si le he respondido señor autoridad policial.-

– Soy el oficial Gutierrez Blanco señor, miembro de los Mossos d’Esquadra, no la autoridad policial.-

– ¿Ah, no? Si no es una autoridad policial, me retiro y no le debo contestar nada.-

– Señor…si represento la autoridad policial, deje de niñerías y sarcasmos. Dígame su nombre y apellidos.-

– ¡Ah! Si es una autoridad policial no le debe molestar que le llame así al fin. Es como si usted me llamara Ingeniero porque tengo el título habilitante, ¿o no?-

– Señor, su nombre y apellidos.- la paciencia se acababa muy pronto en el oficial.

-Sí señor. Soy Enrique Carlos Ruggeri Ludueña Miranda Mondaini, de 60 años, ingenioso ingeniero.-

– ¿Cuatro apellidos? ¿Usted no es español verdad?-

– No señor autoridad policial, tiene mucha razón al respecto. Soy argento-catalán; esto quiere decir que por circunstancias fuera de mi voluntad y control he nacido en la Nación Argentina, país que repudio y he sido adoptado por Catalunya, país que amo. He sido correctamente adoptado y consta en mi DNI tal caso.-

– Argentino.-

– No señor de la autoridad policial. Argento-Catalán y más Catalán que Argento.-

– ¿Argento o Argentino?-

– Argento que significa plata, esa misma que se producía en el norte de lo que eran las Provincias Unidas del Sud y que los españoles expoliadores de 1400 se llevaban a carradas en sus barcos para llenar los bolsillos de sus Majestades y someter pueblos…

– Bueno, bueno ya vale. No necesito una clase de historia. ¿Qué tipo de droga ha consumido? Y terminemos con esto.-

– Señor autoridad policial…-

– ¡Deje de llamarme así por favor! Ya le dije que soy el oficial Gutierrez Blanco si quiere dirigirse a mí por mi nombre, o solo oficial por mi grado.-

– Muy bien señor autoridad policial en el grado de oficial Gutierrez Blanco.-

– Sus bromas me han cansado. Responda o lo detengo sin más.-

– Bueno, si le parece una broma llamarle respetuosamente, no lo haré señor aut..oficial. ¿Qué me preguntó? Le comento que mi memoria inmediata es muy mala y olvido lo que dije hace un momento.-

– ¡Responda de una vez! ¿Qué droga consumió y cuándo?-

– ¡Ah, sí! Consumo un opiáceo, dos antidepresivos, dos reguladores de tensión, una aspirina, un desinflamante, un analgésico poderoso, un ansiolítico, dos vitaminas, una pastilla para la memoria y otra para olvidar, una para enamorarme de mi mujer cada mañana, una para soportar a mi perro y mi suegra, dos para poder entablar una convivencia con mis amigos que no soporto, dos para renacer entre las cenizas, una para elevar mi consciencia por encima de la mediocridad, otra para…-

– ¡Vale ya! Queda detenido e irá a contarle sus cosas al oficial de turno y luego al juez correspondiente. El cargo es por consumo de drogas en vía pública y falta de respeto a la autoridad policial.-

– ¡Un momento! Primero me dice que no es una autoridad policial, luego que si lo es, ahora se llama a sí mismo autoridad policial. Usted debería hacerse ver pronto y es un consejo de amigo, no puede estar tan descontento con su trabajo, le está haciendo dudar de su propia identidad…-

– Ya basta.-

– Usted me ha preguntado si consumo drogas, claro que lo hago, estoy medicado por las mañanas y las noches para soportar estar vivo, ¿le parece poca droga?-

– Mire, no me refería a medicina, sino a marihuana, cocaína, ácidos, cristal.-

– ¡Ah, sí! Antiácido tomo de vez en cuando y eso de masticar vidrio o cristal no me ha gustado mucho, me da como yuyu hacerlo.-

– Usted se ríe de mí. Dígame algo ¿ha consumido alguna sustancia alucinógena o prohibida?-

– No.-

– Eso le preguntaba, solo eso. ¿Está bajo tratamiento psiquiátrico?-

– No, los psiquiatras que me han visitado no me soportaron una sesión, uno de suicidó y los otros dejaron la carrera para dedicarse al circo, a vender sábanas puerta a puerta y el último se travistió para trabajar en la N-340.-

– Señor… Mondaini…-

– Perdón soy Ruggeri Ludueña Miranda Mondaini.-

– ¿Usan ustedes en Argentina cuatro apellidos?-

– No, pero yo sí, Ruggeri es el apellido de mi abuela materna que era médium y casada con Pio del Rosario Ludueña excelso pintor de tarjetas de felicitación y secretario privado de un juez, ellos fueron los fundadores de la escuela de Logosofía en la ciudad de Rosario, donde nací ocasionalmente tras el matrimonio de mi madre con mi padre; de este heredo el apellido de mi abuela paterna Carlota Miranda hostelera de prestigio entre el estudiantado rosarino y el de mi abuelo paterno, Américo Mondaini, conductor habilísimo de ambulancias de emergencias. Gracias a este vínculo he tenido tíos, un pintor de aviones, uno que sacó las virtudes de su padre en la conducción de todo tipo de vehículos, una bella mujer que fue la “la femme derrière le grand homme”, uno que siguió los pasos de su padre y fue escritor fascinante, punzante, cítrico, su hermano excelente conductor de coches de carreras (aunque figuró siempre con seudónimo para que su mujer no se enterara). Mi madre, poetiza y mi padre pintor de maravillosa mano en el pastel que supo plasmar vírgenes y cristos crucificados cuando era un ateo absoluto. Y tengo dos hermanos, uno actor indiscutible de verbo fácil con poses de gran dramaturgo y mi hermana…puta.-

– Bueno siempre hay quien no sale con los valores que se desean en la familia.-

– No, puta madre que me acabo de morder la lengua. Digo que mi hermana es profesora de personas diferentes, y hemos puesto sobre la Tierra ejemplares hijos y nietos que viven lo que nosotros no llegamos a hacer, continuando con la tarea encomendad.-

– Le he escuchado atentamente por respeto y para saber dónde termina. Ahora me puede decir ¿qué hace aquí?-

– Esa respuesta la debería saber usted, pero le diré que bebo agua, tomo medicinas, como poca carne, hago el amor cada tanto como todos, camino por la ciudad visitando a mis amigos, escucho música de violonchelo y me corto las uñas de los pies cada sábado por la mañana. Me han hecho preguntas a las que contesté de acuerdo a mi pobre saber y entender. He intentado llamarles por el oficio y autoridad que tienen aunque parece que no debe ser así. He sido absolutamente verídico en mis respuestas y no han podido comprobar que pueda estar bebido, drogado o sea un enfermo psiquiátrico. Yo también me pregunto qué hago aquí.-

– Ya, márchese antes que cambie de opinión y le detenga por…no sé, por algo que ya se me ocurrirá.-

– No me sabrá disculpar pero de marcha vengo y a la marcha no me voy de nuevo, estoy muy cansado ya para seguir. Además con esto de no tomar alcohol siempre quedo un poco fuera de sitio.-

– Que le digo que puede irse ya. Que no le encuentro razón para retenerle más.-

– Pero hombre, si estoy muy a gusto con usted, aunque pareciera que no nos comprendemos bien. Es usted una persona que sabe escuchar y eso no se encuentra seguido; mire que suelo hablar con mi perro por largas horas y he llegado a la conclusión que me comprende e incluso me responde con frases muy acertadas dentro de su criterio como animal de tres palmos de altura…- el oficial le puso una mano en el hombro y con suavidad pero sin dejar a dudas lo que hacía le llevó al coche.

– Señor, usted no está en condiciones de conducir ¿sí? ¿Lo comprende sin darme lecciones de historia y hablarme de sus cosas personales?…ahora se sube al coche, en el lugar del acompañante y alguno de sus amigos que se haga cargo de la conducción del vehículo.- se dirigió al pasaje que no dejaba de mirar atentamente la escena, con una media sonrisa sostenida a medias.- ¿Alguno de ustedes no ha bebido ni consumido drogas como para poder hacerse del volante del coche?-

– Yo consumí. Antiácido junto con él.- dijo el acompañante.-

– Yo consumí agua con él.- respondió el de atrás a la derecha.-

– Yo ingiero té del Cairo con mis cápsulas de ginseng y me hacen un efecto perinolas…se me suben las bolas.- ese fue el de atrás al medio.-

– Yo solo he consumido una consumición que se consumió en menos de lo que le cuento, pero era desgraciadamente coca cola con una pajita, hielo y media rodaja de limón.- y este el de atrás a la izquierda.-

– Está visto que todos están por cansarme y sacar mi peor parte. Voy a olvidar todas las sandeces que habéis dicho y os ruego que os vayáis de una buena vez. ¡Hala, asunto terminado señores!- el oficial perdió la compostura y se alejó del coche detenido.-

A los segundos, el conductor canoso se acercó al oficial.

– ¿Podemos irnos? Porque he comprendido todo lo que dijo, pero no me ha dicho que no estamos detenidos, ni procesados, ni multados, ni expedientados, ni burocráticamente anotados en una libretita de esas que suelen llevar en el bolsillo derecho de vuestro uniforme, ni…- el oficial le interrumpió nuevamente.-

– Están liberados, libres, no han incurrido en ninguna falta por la que está montado este operativo, pero una palabra más y le acuso de entorpecimiento de la labor policial, desacato a una orden policial y falta de respeto hacia la autoridad policial. Usted sabrá que hacer…¿Procedo?-

– No. Gracias por su tiempo. Hacía mucho que no recordaba a mi abuela. Ahora me iré a celebrar el acontecimiento que usted amablemente me a proporc..i..o..n..a..d..- la voz se iba apagando a medida que se metía en el coche y arrancaba.-

La radio del móvil policial llamó y en su jerga de costumbre informó:

– Ope, Ope. Atienda Ope. Orden de intercepción de vehículo blanco marca Volkswagen con cinco individuos masculinos dentro. Conductor y cuatro masculinos. Orden de intercepción y detención por cargo de fuga de instituto psiquiátrico. Copie Ope. ¿Copiado?…Ope, atienda Ope.-

No hubo respuesta inmediata, el oficial ya había ordenado salir en persecución del coche que habían detenido en el control.

El oficial a cargo del operativo en la carretera solicitó baja temporal por súbito ataque de estrés según consta en el parte médico.

Los cinco internos fueron devueltos al instituto.

Los locos pueden tener las conversaciones más disparatadas y entre ellos no hay mayor secuela, pero si esa se entabla con un supuesto cuerdo, este puede sufrir de consecuencias inesperadas. Nunca hable con un loco porque le hará dudar de su equilibrio y no sabrá quién está peor.

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