En las profundidades de la alcantarilla, adentro por debajo de la tierra, sumergido entre laberintos de túneles que se unen y se bifurcan entre la media luz de unas lámparas dejadas ahí por décadas ya sin luz y otros pasillos que recorren el medio tranvía de media noche.

Con el musitar de las ratas que rodean cuanto encuentran a su paso desde basura tirada en las vecinas colonias hasta cadáveres de animales que flotan y se desvanecen en el olvido de la noche, en medio de los túneles vive esa pequeña sombra que nadie quiso, que todos dejaron que se hundiera en la profundidad de una ciudadela construida entre cartones y láminas llevadas hasta hi por los vagos hasta convertirla en una pequeña ciudad subterránea plagada de mendigos, violadores, drogadictos y analfabetas de toda clase.

Todas las mañanas salen de uno por uno hasta contar mil a la superficie, se distribuyen entre las calles sin ser vistos, recogen desde comida hasta cartón, algunos se surten de mercancías encontradas en la basura cercana de los centros comerciales, otros van a buscar vestidos o comida a los restaurantes y tiendas comerciales, muchos son corridos algunos los más pequeños con cubetadas de agua con cloro y jabón por los comerciantes que limpia la acera pues comienza su trajín diario de abrir sus comercios.

Al medio día bajan como van llegando al fondo de la alcantarilla hasta contar un montón y luego otro ciento. Así todos los días, muchas cosas robadas, otros se conforman con comida o vestimenta. El niño de la cuarta y rivera tiene un radio de pilas sin funcionar, corroído por el óxido y los gases de monóxido de éter que emanan de la superficie y suben por entre los agujeros de la alcantarilla a la superficie…

Todos viven ahí, desde el abuelo hasta los hijos y los nietos, se quedaron sin vivienda desde el 85 después del temblor y ahí han podido construir su hogar, luego el viejo se dedicó a rejuntar niños de la calle, así se fueron formando las primeras familias de las alcantarillas, otros fueron llegando ahí por error o por casualidad, unos invitados por otros hasta formar un número considerado de humanos que viven debajo de las alcantarillas, muchas casas y mucha gente.

Pero eso no es siempre, a veces después de un largo sexenio les da por limpiar las alcantarillas entonces suben la presión de las bombas de agua y todo se inunda es en ese momento cuando se suele ver muchos mendigos vagando por las calles sin hogar, algunos los más desprotegidos viven en alberges otros en la calle de cualquier centro comercial cerrado o tienda de paso, de telas o de novias, da lo mismo donde las autoridades no los vena o se metan en problemas, después de un mes limpiando las cañerías se les pasa la infusión al nuevo gobierno y los deja vivir en paz, entonces regresan de nuevo a poner sus casas y sus vendimias siempre, si siempre debajo de la tierra. Debajo de las escenas criminales de los locos citadinos de esta gran ciudad llamada Distrito Federas.

¿Qué cómo los conocí? Yo trabajaba en el periódico local, cuando me asignaron un reportaje especial, sin idea para hacer la encomienda salí a la calle en busca de notas e ideas. Después de tomar dos mokachinos, y mirar horas por la ventana del café vi un niño de apenas ocho años meterse por un agujero y desaparecer. Corriendo page el café y fuí ha ver si algo le había pasado al niño, entonces vi el agujero era una enorme coladera abierta en el pavimento entre la banqueta y la calzada Tlalpan, vaya mi suerte yo no pensé poder entrar por ese agujero. Fue así que comenzó todo, hasta dar con la entrada para adulto, vaya quien se hubiera imaginado que la ciudad es un enorme Queso gruyer, repleta de agujeros y escondrijos. Ahora lo sabemos el ser humano puede fundar ciudades dentro y fuera de las ciudades mismas.

Después de la nota fue un escándalo, me tuve que ir de la ciudad porque miles de peregrinos, vagos y desarrapados, se enojaron conmigo, después de la nota, el gobierno entrante mando a cubrir todas las coladeras con barras de metal reforzado y los expulso de las alcantarillas a todos.

Cinco años han pasado desde que no piso la ciudad del Distrito Federal, pero tengo entendido que la ciudadela de abajo del puente principal es su nuevo hogar, al menos logre que aquel niño del radio dejara de respirar los gases tóxicos que le estaban perforando los pulmones y sin haber probado más que mariguana. Vaya Que eso a veces ¿Por qué la gran mayoría de veces sólo tienen para alcohol del 96 y monas de Resistol? Ahora sé que viven igual, pero, fuera, si fuera de los gases tóxicos de las alcantarillas de la gran ciudad de ciudad de México y eso hasta cierto punto me llena de tranquilidad, fue hasta hoy que el periódico de Tabasco me pidió hacer una nota relevante. Entonces me acorde, me acorde de los habitantes del puente principal, pero no, esta vez no hare una nota así, tal vez ahora sea mejor hablar del clima o de los pasteles de torreja de la Sr Cristal, si algo menos…

Como lo diría: “Comprometedor” ya no tengo las fuerzas para escribir otra historia así… pero mañana lo decidiré, ¿Por qué hoy no quiero ser Superman?

Carlos deja su portátil sobre el escritorio y se va a dormir, son las tres de la madrugada, otra vez se le ha hecho tarde y el insomnio como en otras noches le impide conciliar el sueño. Un ronquido lo despierta con susto a las seis de la mañana.

– ¡Vaya carnal, hasta que te levantas! ¿Qué no escuchaste al jefe, te toca traer más llantas?

Carlos se despierta abajo del puente, sus muletas se encuentran al lado derecho de una pila de cajas de cartón, su radio sin baterías aún sigue a su lado, el aire frío y húmedo, con olor a lluvia próxima lo hace ir por más llantas y hules. Al igual que todos, Carlos es un sueño dentro del puente que decora una esfera de navidad en el cuarto de Isabel, una niña de seis años que vive en la calle de Polanco en la ciudad de México colonia acomodada y de pocos sueños, más que el de jugar con su PSP y ver youtube soñando con convertirse en la mejor Youtubera de todas, con las uñas pintadas quieres ser artista como se lo ha dicho su papá y modelo como se lo ha dicho su mamá, pero quien sabe, tal vez llegue a la luna, después de todo “siempre sale el sol para todos” ¡¿O qué no?!

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