Como marea.

Entre el oleaje de tu cuerpo.

Como gotas de carmín en proa.

En el deslizar de veleros que se pasean y rompen.

Corrompen la excitación misma de lo que se desea,

de lo que se mira a diario,

sin sentir el acervo de esta pasión.

Conspirativa

entre engranajes de sentires que se bambolean,

como barcos peregrinos

y en medio del tropel de caballos arbolares

y sedientos de ti.

Me muevo despacio, como las gaviotas que sobre vuelan

el manto acuífero de los peses

que nada en voracidad de caza, en voracidad de todo.

el fuego del calor del sol en este invernar que nunca acaba de ser

entendido, por mi torpe corazón que te sigue

amando con el mi8smo fuego misterioso

de ese ayer que se perdió en las cintas viejas de acetatos

y el peregrino de un disco de Nina Simone.

Y ahora entre este revolotear de mariposas,

aun continúo navegando por estos mares,

por estas mareas pasionales que invaden,

muerden y arañan aun mi febril

corazón de mantras celestiales.

Que no deja de moverse a todas direcciones sin pretender

nada ya, nada más que la pasión misma

que deseen boca siempre en ti,

siempre en ese sentir de enigmas embobados

engarzados a las manecillas de mi bitácora,

pendiente de nadie que comanden el timonel de mis entrañas,

que muevan mi s engranajes hasta hacer que el

mar de mis adentro se vuelva a mover, en ese desenfreno

que sólo la marea conoce, que solo el mar entiende

en su infinita y más sublime profundidad.

De esas mareas… mareas del corazón.

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