(SEGUNDA PARTE DE LA ADIVINA DE AZIMO)

Noche tras noche el niño de 12 años se encontraba mirando al mar. Sin poder contenerlo en casa salía de esta para ir al pueblo pequeño de pescadores, varios murieron a manos del niño entre ellos dos niños de 14 y 9 años los cuales fueron encontrados uno cerca de la orilla del mar y el otro en el patio de la escuela. Damián sólo ponía su mano sobre la frente de sus víctimas para arrancarles la vida. Todos sabían en el pequeño pueblo de Paramo que Perla había ido a visitar a la Adivina y sabían que Damián había regresado gracias a sus encantamientos. Pero no fue hasta que encontraron muerto al niño Joel Sarate en la playa que el pueblo decidió acabar con la vida del niño Damián.

En asamblea se reunieron para planificar la forma como acabarían con el pequeño que había regresado de ultratumba. Perla a punto de perder la cordura por no sabía qué hacer, pero ese día decidió irrumpir en la asamblea al saber que se estaban tomando medidas encontrar de su hijo, en voz alta les dijo que ella llevaría al niño con la Adivina que no se preocuparan, «Que ella sabría que hacer, pero que por favor no le hicieran daño». Así ese mismo día Perla Empaco las cosas de Damián y de ella y se fueron caminando 200 kilómetros para ver a la adivina de Ázimo en el pueblo de Ruptacuda.

La primera noche que pasaron fuera de casa Perla tubo pasar cuidando a su pequeño, ya que al irse alejando del mar el niño comenzó a enfermar, la primera noche tuvo mucha temperatura y deliraba, deliraba constantemente. Perla tuvo que mantener al niño casi desnudo y con compresas casi toda la noche hasta que por fin como a las 4 de la madrugada logro bajarle la temperatura. La segunda noche el niño comenzó a convulsionar, le salía espuma por la boca y sangraba por la nariz. Aun así no presentaba temperatura, solo las convulsiones que se detuvieron cuando llegaron las 4 de la mañana, hora en la que Damián había muerto en el mar años atrás.

El tercer día se encontraron a Humberto Torret en el camino quien los llevo más rápido en su carreta a Ázimo. El niño apenas y podía ponerse de pie. Sus ojos hundidos cadavéricos. Su voz apagada y silenciosa. Perla había envejecido mucho después de la última visita con la Adivina. Igual que la ocasión pasada tuvo que esperar su turno con su hijo en brazos. El niño continuaba siendo atormentado por los demonios que lo habían traído de vuelta a la vida para sorpresa de todos. Ya cuando le iba a tocar su turno Perla se levantó con el cuerpo del niño en sus manos pero en cuanto entro a la carpa de la Adivina el niño que se encontraba envuelto en una manta comenzó a pesar menos y cuando lo descubrió para enseñárselo a la Adivina cuál sería su sorpresa que lo que cargaba eran cenizas, cenizas de mar. La adivina la miro…

-Veo que el Dios del mar te ha traído hasta mí, tu deseo fue concebido y ahora te toca pagarme, la vez pasada no te cobre porque sabía que regresarías. Esta vez te diré ¿A cuánto asciende tu deuda?

– ¡Mi deuda! ¿Cómo que mi deuda?

-Sí, tu deuda. Tu hijo consumió la vida de 8 cabras, 2 ancianas, 1 hombre de edad mayor y dos niños uno de 14 años y otro de 9 años. Así que tu deuda asciende a todas esas vidas, es por ello que tu condena será de todos los años que esas personas iban a vivir, y que ya no lo harán por tu decisión, te dije que el precio era muy alto y que tendrían que pagar sus familiares. Y es momento de que pagues tu decisión.

En ese momento tomo mi mano y la marco con un símbolo.

-Vivirás muchos años, todos los que fueron prestados para tu hijo y en ellos padecerás tu porvenir.

Entonces me arrebato de un tirón la manta y me echo en sima toda la arena de mar que me cubrió completo sellando así mi artera maldición. Y desde entonces soy Minerva de Noche y Perla de Día. Minerva de noche…Minerva de espuma de mar, lamento de la soledad. GUNDA PARTE DE LA ADIVINA DE AZIMO)

Noche tras noche el niño de 12 años se encontraba mirando al mar. Sin poder contenerlo en casa salía de esta para ir al pueblo pequeño de pescadores, varios murieron a manos del niño entre ellos dos niños de 14 y 9 años los cuales fueron encontrados uno cerca de la orilla del mar y el otro en el patio de la escuela. Damián sólo ponía su mano sobre la frente de sus víctimas para arrancarles la vida. Todos sabían en el pequeño pueblo de Paramo que Perla había ido a visitar a la Adivina y sabían que Damián había regresado gracias a sus encantamientos. Pero no fue hasta que encontraron muerto al niño Joel Sarate en la playa que el pueblo decidió acabar con la vida del niño Damián.

En asamblea se reunieron para planificar la forma como acabarían con el pequeño que había regresado de ultratumba. Perla a punto de perder la cordura por no sabía qué hacer, pero ese día decidió irrumpir en la asamblea al saber que se estaban tomando medidas encontrar de su hijo, en voz alta les dijo que ella llevaría al niño con la Adivina que no se preocuparan, «Que ella sabría que hacer, pero que por favor no le hicieran daño». Así ese mismo día Perla Empaco las cosas de Damián y de ella y se fueron caminando 200 kilómetros para ver a la adivina de Ázimo en el pueblo de Ruptacuda.

La primera noche que pasaron fuera de casa Perla tubo pasar cuidando a su pequeño, ya que al irse alejando del mar el niño comenzó a enfermar, la primera noche tuvo mucha temperatura y deliraba, deliraba constantemente. Perla tuvo que mantener al niño casi desnudo y con compresas casi toda la noche hasta que por fin como a las 4 de la madrugada logro bajarle la temperatura. La segunda noche el niño comenzó a convulsionar, le salía espuma por la boca y sangraba por la nariz. Aun así no presentaba temperatura, solo las convulsiones que se detuvieron cuando llegaron las 4 de la mañana, hora en la que Damián había muerto en el mar años atrás.

El tercer día se encontraron a Humberto Torret en el camino quien los llevo más rápido en su carreta a Ázimo. El niño apenas y podía ponerse de pie. Sus ojos hundidos cadavéricos. Su voz apagada y silenciosa. Perla había envejecido mucho después de la última visita con la Adivina. Igual que la ocasión pasada tuvo que esperar su turno con su hijo en brazos. El niño continuaba siendo atormentado por los demonios que lo habían traído de vuelta a la vida para sorpresa de todos. Ya cuando le iba a tocar su turno Perla se levantó con el cuerpo del niño en sus manos pero en cuanto entro a la carpa de la Adivina el niño que se encontraba envuelto en una manta comenzó a pesar menos y cuando lo descubrió para enseñárselo a la Adivina cuál sería su sorpresa que lo que cargaba eran cenizas, cenizas de mar. La adivina la miro…

-Veo que el Dios del mar te ha traído hasta mí, tu deseo fue concebido y ahora te toca pagarme, la vez pasada no te cobre porque sabía que regresarías. Esta vez te diré ¿A cuánto asciende tu deuda?

– ¡Mi deuda! ¿Cómo que mi deuda?

-Sí, tu deuda. Tu hijo consumió la vida de 8 cabras, 2 ancianas, 1 hombre de edad mayor y dos niños uno de 14 años y otro de 9 años. Así que tu deuda asciende a todas esas vidas, es por ello que tu condena será de todos los años que esas personas iban a vivir, y que ya no lo harán por tu decisión, te dije que el precio era muy alto y que tendrían que pagar sus familiares. Y es momento de que pagues tu decisión.

En ese momento tomo mi mano y la marco con un símbolo.

-Vivirás muchos años, todos los que fueron prestados para tu hijo y en ellos padecerás tu porvenir.

Entonces me arrebato de un tirón la manta y me echo en sima toda la arena de mar que me cubrió completo sellando así mi artera maldición. Y desde entonces soy Minerva de Noche y Perla de Día. Minerva de noche…Minerva de espuma de mar, lamento de la soledad.

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