El ceo y el gerente general de una importante empresa multinacional compartían un bulín donde se encontraban con sus amantes, ya que los dos eran casados.

El ceo, tenía una amante muy joven, y abusaba de las pastillas para la erección.

El gerente, esa tarde, quería hacer uso del departamento que compartían, y es por eso que estuvo llamándolo toda la tarde al móvil sin obtener respuesta, por lo que fué al bulín, entró con su llave, y lo encontró desnudo y muerto sobre la cama. Su amante había partido con rumbo desconocido. No había signos de violencia en el cuarto, pero notó sobre la mesa de noche un espejo, un canuto de metal, y más allá una cuchara que había recibido fuego desde abajo, un cinturón fuera de las presillas de su pantalón, y una jeringa descartable usada.

El gerente, que ambicionaba ser ceo, ocultó su muerte a la empresa, claro que con la ayuda de la esposa de este y sus hijos. El seguro de vida no lo podían cobrar por las características de su muerte, al que atrtibuyeron a un suicidio. Los diarios no sacaron ninguna noticia, y el gerente tomó su puesto con el dominio de su mail, con el que impartía las directivas para la organización.

El gerente sabía que esta sustitución tendría patas cortas, y es por eso que elaboró un plan a sesenta días, donde él manejaría las funciones del fallecido.

En el día sesenta la empresa triplicó sus beneficios, y en la reunión de accionistas preferenciales, reveló que en realidad era él quien había conducido la empresa detrás de la figura del ceo ya fallecido.

Los accionistas le dieron el cargo de ceo, y luego lo mataron para que la empresa continuara prosperando.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS