250 pisos en la cúspide del rasca cielo me encuentro, el viento sopla en desmesura, mis cabellos revolotean como papalote sin sentido y sin hilo que los controle, mi mirada solo puede ver las nubes que se cierran rápidamente sobre la noche estrellada y yo ahí a punto de lanzarme haca el abismo, siento en mis pies descalzos, desnudos como mi alma, el sentir del frio metal que recubre la cornisa del edificio que por su belleza y monumental construcción ha sido llamado el titán de los rasca cielos.

Deslizo mi mano a dentro del abrigo con cuidado y saco mi último cigarrillo, aunque con el viento no es posible encenderlo.

¡Vaya que he visto muchas películas norte americanas!

Pienso mientras desisten mis ganas de probar mi último cigarro antes de morir. Entonces vuelvo a tomar valor, esta es la mejor decisión que he tomado en mi vida, si la mejor, después de 17 muertes esta será la mejor forma de morir. La última vez que lo intente resulto fatal y mejor un extraño resulto herido y muerto que yo. Pero esta vez, resultara…yo sé que sí.

Dicen que ya a la mitad estas muerto de un paro cardiaco ya que tu organismo no resiste el descenso a toda velocidad. Así que tomo vuelo y me aviento al precipicio sin pensarlo ni un minuto más, entonces siento como el aire frío de la noche golpea sobre todo mi cuerpo, siento como si cada ráfaga de viento fuera una cuchilla filosa que me atravesara las entrañas una y otra y otra vez.

Nunca pensé que el descenso fuera tan rápido…Fue más dificultoso subir tantos pisos para llegar hasta la sima y cruzar todos los puntos de seguridad del edificio para que los guardias en turno no me atraparan en mi intento que ahora era toda una realidad. siento mi sangre constreñirse por el descenso, pero estoy feliz, feliz, de lograr mi cometido, en menos de un segundo tocare el piso y todo acabara, después de todo quien resistiría una caída de semejante altura.

Pero no fue así, llegue a tierra en menos de lo que esperaba para terminar en el hospital central, con 22 fracturas en todo el cuerpo, sin lograr mi cometido… Estoy cansada de esta maldita inmortalidad, tengo más vidas que un maldito gato y más rencarnaciones que el más anciano que exista sobre la faz de la tierra, he visto miles de guerras, he estado en cientos de familias, he sido heredado y desheredado cientos de veces, he pasado por miles de estrellas y de miles de eras y aun hoy no puedo quitarme la vida, si supieran, si alguien supiera la manera más perfecta de morir, se lo agradecería en que me lo compartiera ya que me encuentro por enésima vez en terapia intensiva y los doctores insisten en salvarme la vida, mientras yo lo único que deseo es morir.

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