¡No puedes, ni si quiera lo intentes!

El mundo que soterrado se extiende en la oscuridad de la noche, de este vivir en las penumbras del barrio viejo, detrás de las vías del ferrocarril en una ciudad por siglos dividida por clases sociales pestilentes, que no entienden la realidad multidimencionada que les rodea y fragmenta en mil pedazos, sin llegar a comprender este haz de razón y locura que cubre toda esta ciudad.

Pero la realidad que tú conoces o crees conocer cuando visitas Querétaro es esa, que pulula en el centro entre indigentes, indígenas y migrantes que nadie quiere aceptar, en donde para su desgracia del gobierno se mezclando entre los turistas y empresarios, gente seudo rica venida a menos y migrantes la mayoría del Distrito Federal y sus al rededores habitantes de cúspides de orfebres y bastoneros, sedientos de un lugar por fuera de temblores y terremotos, de robos y asaltos a mano armada.

Querétaro una ciudad de ficción a medio trampolín, de artistas callejeros y músicos que se quedaron cantando en antros y bares de segundo o tercer nivel, pero que aún creen estar de moda, soportando y solapando la gran mentira que se teje en las calles de esta pantomima visual, en donde aparentemente se goza de un gran aire de progreso surrealista, imitación barata de un Paris tras azul que nunca termina de cuajar, más que en eso, un lugar de paso en donde las Poquianchis tenían burdeles desde Querétaro hasta San Juan del río y que hoy sólo brilla un poco más como una ciudad condenada a la caída de los grandes imperios romanos por su propia decadencia de masificación.

O al menos tan sólo eso se vive en el centro histórico de Querétaro. Ya a las afueras de esa gran mentira bizarra, imitación barata de una ciudad luz como París, se encuentran otros mundos, el mundo de la gente que vive en los alberges de Zaragoza o los barrios como el Tepe o Lomas de Casablanca, Satélite en donde todo el teatro se cae, el telón se rompe y entonces comienzas a ver la realidad, mendigos, mercaderes, rateros, mercenarios, vendedores de droga, inhumanos carnívoros de hambre y de miseria, empeñadores de vida y de decencia, entre trenes mugrientos van los migrantes trepados en los vagones llenos de pintas de grafiteros, artistas no coloquiales de bandas que jamás verán en alguna galería céntrica, locos que pululan por doquier hablando solos. Aquí es otra cosa, solo cruzar las vías te hace pasar de una Venecia de tierra y enredijos luminosos y ver el otro lado de lo que el gobierno trata de ocultar afanosamente.

Bazares, miles y miles de bazares repletos de cosas de negocios quebrados, entre chácharas y herramientas robadas, junto con acumuladores de algunos autos vecinos o lejanos, todos ellos con su famoso cristal roto por el vandalismo que se vive fuera del centro de Querétaro, aquí las bandas son la ley territorial para vender drogas y armas. pero de eso nadie habla, sólo el silencio de la noche escucha sus susurros entre la marihuana y las nenas que se pasean en el motel cerca de la vieja estación. Aquí las noches son a salto de mata, siempre hay novedades, como el hijo de aquel que le dio varios piquetes a otro wey que le partió la madre a un vecino conocido tuyo, aquí no existe eso de botes limpios y bien aseados, no aquí la basura pasa a veces más tarde que en el centro, no hay tanta limpieza como en el parque Zenea.

¡No aquí no hay eso! Aquí es otra cosa, entre los edificios semi coloniales y la vista de una ciudad perdida entre casas aun de lámina esta la estación del tren, y luego un parque muy grande llamado Alcanfores que trata de embellecer el lugar y la división de una zona que esta fuera de toda imagen surrealista el mercado del tepe, calle de metralla y sus alrededores, todas estas vecindades en donde te cobran dos mil pesos el cuarto al mes, muchos de ellos tamaleros, otros vendedores de cualquier cosa en los cruceros de caminos como Av cinco de febrero y sus al rededores, puro vendedor ambulante, algunos otros establecidos en pequeños lugares fuera del mercado del Tepe, nada que ver que lo habitual, eso que hasta el mejor intelectual anarquista se niega a aceptar, la pobreza se les nota en los ojos, pobreza de bisabuelos, abuelos, padres, hijos y nietos, todos ellos construyéndose una vida diariamente entre empeños y bazares, entre montacargas manuales (diablitos) para cargar los bultos de alimento para el mercado o para cargar cientos de bolsas con pet para reciclar o cartón, pero eso es lo que se ve desde este lado de la vía, algunos más locos que otros, otros drogándose en las calles con monas en las manos, y el día jueves y el domingo que es la plaza del tepe, puedes ver como el tráfico se vuelve una cosa de pesadilla, mucha gente viene a comprar aquí por kilos de jitomate, cebolla, papas, etc. ¿Porque? La razón es simple, porque fuera de todos los mercados es el más barato, o lo era hasta hace menos de un año, antes de que lo quemaran, ¿Digo, perdón?

Antes de que se quemara de forma «supuestamente accidental» pero mmm todos sabemos el secreto, vaya que lo sabemos, pero nos quedamos, así como siempre hemos vivido, entre las sombras para no afear su majestuoso lugar de convivencia Queretana el Centro.

Ese Centro histórico que todos quieren creer que es real… ¿Como si en verdad lo fuera? tarde o temprano los muebles que adornan esos nuevos negocios terminaran aquí, en los bazares del tepe, rematados al dos por uno, tal vez por otros que al igual que tu mi querido lector estén pensando invertir aquí, en este estado de embargos bancarios al por mayor… ¿Porque sabes? Querétaro es eso una gran fantasía, la más gran de todas. ¿Y tu ya estas dispuesto a seguir al conejo del pais de las maravillas o toda vía no?

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