la vida duele talvez porque en su cuna, su matriz nacen los sentimientos, miedo de descubrir lo que en verdad somos, la pieza del puzzle que hace este juego explotar, se bien somos ególatras intentando escondernos, en silencio morimos, nos escuchamos a la orilla, riendo al vernos ahogados, es nuestro entorno especial pues para herirnos no hay mejor espada, de pronto nos gustamos, a ratos, cuando una agradable paz nos invade y más que gustarnos nos aceptamos, por si fuera poco nos debemos cambiar para ser lo que esperan, para que no nos puedan juzgar, cuando la hipocresía nace la sonrisa es su principal cómplice, mientras múltiples personalidades se van creando, son simples mascaras creadas para aceptar, mientras suplicamos mentalmente no nos vallan a rechazar, al fin solo, la vida espera que en su seno disfrutemos hasta el día en que la muerte nos consuma en su sueño, y sin excusas ni mentiras volvernos a encontrar, pero este es el precio a pagar, recuperaremos nuestras garras, afilaremos nuestros colmillos, las fieras domesticadas recordaran lo salvajes que solían ser.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS