Caminando, orando e inclusive riendo, mi sentir se ve perjudicado por el conflicto interno de mi mente cargada con un corazón ahogado por una gran marea incontrolable. Pareciera que me contradigo cuando clarifico que me siento feliz y en orden, cuando por dentro estoy con un gran desbarajuste que me impide mirar la belleza de la realidad que me rodea.

Es cansado encontrar el equilibrio que me permita remar en quietud y escuchar a mí «yo» interno cuando soy el propio compositor de mis olas que pueden hacerme caer y hundirme. Que incomprensible puedo llegar a ser, mas no pierdo la fe de resurgir de mi propio entierro mental y ser el buzo que mi corazón necesita para brillar y latir.

Anonado en mí, pero siempre pensando en ella, en ti y en todos, busco resurgir del pesar de mis penas y derrotas para brillar en noche y ser sol en día, ser calor en invierno y pluma en los escritos, porque, aunque la vida sea incierta, somos nosotros los que podemos aprender a ser el camino. 

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS