el beso en la mano

el beso en la mano

pame

22/03/2019

dedicatoria

A mi país 1, 5 millones de haitianos han entrado desde el 2016, casi 450,000 han sido devueltos . Esta historia ficticia tiene por labor homenajear a los que vinieron en busca de nuevas oportunidades, persiguiendo un sueño, que se transformaría pronto en pesadilla, atrapados en un país racista y ególatra, desconsiderado y oportunista . Para aquellos que tuve el honor de conocer y perder un abrazo en donde quiera que estén

sabíamos de antemano que aquello no podía ser, desde la primera vez que nos vimos; no era solo un asunto de raza, tamaño, o edad, iba más allá de aquello, porque algo físico me advertía a diario del peligro y me obligaba a mantener cierta distancia , aún cuando mi afecto y el tuyo crecían a costa de nosotros, de manera tal que nuestros cuerpos libraban arduas batallas para mantenerse alejados .

aquel día cuando como siempre te tendí la mano para estrechar la tuya a modo de saludo , aprisionaste mis dedos, que parecían manchar los tuyos tan oscuros y la besaste, un sentimiento extraño me embargó, no era de tipo sexual, mas bien. sentí una ternura infinita, notaste mi desconcierto y te disculpaste ,

– pardon pardon -no maldad – champurreaste en español asentí teniendo la certeza absoluta de la falta de maldad en aquel gesto, porque tu alma es tan noble, simple e inocente que me conmueve, cabe todo aquello en tu 1.85 oscuro, delgado y fibroso.

Tres días después repetiste la acción, esta vez acompañada de tus ojos en los míos y aquello si me turbó, los cerraste unos segundos, mientras la besabas y no me atreví a retirarla, por no herirte o confundirte , pero me pareció que aquello traía consigo una devoción incómoda El día que separaste el mechón rebelde de mi cara, supe que algo no estaba bien en cómo nos sentíamos uno con el otro, tú estabas casado ,tenias una hija lejos de aquí ,una vida y 10 años menos , y yo, bueno, un par de amantes ocasionales que me permitían mantener el ritmo de mi vida.

Cada día en el trabajo buscabas una excusa, a veces ridícula para acercarte y darme aquel beso en la mano, que era más largo, sentido y me iba trastornando un poco más.

Una mañana ,cuando al llegar ví a la policía de extranjería , dio un vuelco mi corazón , me seguirme todo el trayecto hasta la salida, con los ojos aguados, te subiste a la camioneta con esa expresión de infinita ternura .

– tranquilo Nivard, voy a sacarte de acá, le dije con desesperación cuando en la comisaría el cabo no me dejo acercarme .asentiste con los ojos suplicantes fijos en mí. Tenias algunos problemas menores con la visa, y de acuerdo a la ley debías permanecer encerrado 3 días hasta que el proceso finalizara . Te envié comida y ropa con el junior, los eventos habían desatado una ola de murmullos y comentarios de pasillo, que me exponían tanto como a ti, así que decidí que me marginaría un poco . La segunda noche desperté sobresaltada, envolví una frazada, un jugo y unos panes y me dirigí cerca de las 11 a la comisaría. El policía de guardia me miró con extrañeza

– no son horas de visita

-lo sé… solo podría ..

-venga sra, después de todo el hombre está sólo acá y es inofensivo- me dijo, cuando llegamos a la celda te ví sentado con una polera blanca y el cuerpo encogido

– ¡ey Nivard!, tienes una visita hombre . saltaste del asiento al verme, yo me emocioné tanto que se me llenaron de lágrimas los ojos, El guardia nos miró con extrañeza y cuando le tendí las cosas, el me indicó con la mano que entrara, abrió la reja y nos dejó a solas unos minutos, Tuve que contener las ganas de correr y abrazarte. caminaste tan despacio hacia mi, que me temblaron las piernas , sin quitar tus ojos , sin dejar de sonreirme, la mano morena sostuvo la mía con cuidado y te la llevaste otra vez a los labios , yo cerré los ojos , no sabía que hacer, aún con la prendas en la mano, intenté hablar, pero sólo me salió un susurro, tu abriste los ojos , me retiraste las cosas y volviste atrapar mi mano , besándola de nuevo, jalándome despacio hacia ti atrapando mi muñeca y mi antebrazo con una presión fuerte y cuidada, allí a pocos centímetros de tu pecho, que subía y bajaba al ritmo acelerado de tu corazón, busqué tus ojos . No podía decirte cómo me sentía. besaste de nuevo mis dedos con igual devoción que antes, mientras sujetabas mi otro brazo por el codo.

– no preocupe – dijiste al fin y me fuiste soltando lentamente, al paso toqué tu antebrazo musculoso y oscuro , al paso busqué tus ojos infinitos , aun sonreías, me pasaste la mano por la cintura en un movimiento delicado, pero firme y me pegaste a tu pecho

– no preocupe , dijiste ronco muy, muy cerca de mi boca. sabía que debía parar aquello, que estaba mal y a pesar de eso, con la palma abierta acaricié tu mejilla y tu cuello ,te estremeciste y pusiste rigido, tu boca casi rozaba la mía

– Tengo que irme , dije al fin cuando los últimos vestigios de autocontrol dominaron mis instintos

– no preocupe – repetiste, y tu aliento me entró en la boca semiabierta, tomé distancia, retrocediendo lentamente, alargaste el brazo a último minuto y volviste a besar mi mano con cuidado , la sostuviste contra tu corazón unos segundos, obligandome a sentir tus latidos. cuando alargaste la mano hacia mi rostro supe que debía escapar

– guardia – murmure , el joven apareció, caminé a la salida sin mirarlo

– ¡jefa! – y me paré en seco, jamás me habías llamado así

– merci pour tout – dijiste, y el piso pareció abrirse, me volteé y te abracé con todas mis fuerzas, tú me sostuviste y me levantaste a varios cms del piso, con fuerza ,besándome el cabello, la mejilla y me acercaste la boca gruesa y generosa, saltó una alerta, que dijo que en el momento que pasara aquel límite, no habría vuelta atrás

– pardón pardón- dijiste dejándome de nuevo en el suelo, tomando mi mano por vigésima vez, para besarme los dedos y mirarme profundamente

– te veo luego – le dije bajito, apretando despacio sus dedos

– je te vois plus tard ma princesse – y deslizaste tu dedo por la orilla de mi mentón . sostuve tu mano y dije

– oui monsieur

no volví a verte jamas, cuatro días después te embarcaron en un avión de vuelta a haití, no pude despedirme porque me habían enviado a santiago por unos cursos , no tenia una direccion donde escribirte y aquello además sería inapropiado , pero a veces cierro los ojos en medio del café de la mañana, y siento aquel beso suave en la mano y me vuelvo otra vez tu princesa…

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