LUNA CARMESÍ

Y de la nada tenía sus labios oprimiendo los míos, ese dulce amargo sabor que poseen, me permitió flaquear, era como estar en un trance…Quise tomar aire y salir corriendo de allí, pero, ¿a dónde ir sin con él me sentía segura?, realmente anhelaba una y otra vez tenerlo junto a mí, pero, ahora es diferente, ya no siento lo mismo..

Entonces tomé el poco valor que me quedaba y aún con los ojos cerrados lo aparté, se veía un poco confuso debido a mi actuar, jadeaba y sus ojos tenían un brillo sin igual, no tomó importancia a lo que hice y acto seguido se abalanzó contra mí, me arrancó la ropa con sus filosos dientes; a mordiscos como un animal salvaje. No podía parar de llorar y el solo me gritaba una y otra vez: » Serás mía cueste lo que cueste»….

Era demasiado fuerte, de hecho más de lo normal, no podía luchar contra él, y entonces me resigné a sobrevivir, a salir bien librada de allí, cerré los ojos y esperé a que el sufrimiento acabara….. Sentí como me penetraba una y otra y otra vez, y cada vez que su miembro entraba en mí sentía el infierno más cerca, sentía como mi alma abandonaba mi cuerpo, sentía su repugnante y putrefacto olor cuando me susurraba al oído cosas tan desagradables que me hacían estremecer, y, cuando estaba a punto de penetrarme por última vez, logré quitarme el tacón y con las pocas fuerzas que me quedaban se lo clavé en el ojo…. Fue desgarrador el sonido que emanaba de su garganta, como si le arrancaran la piel estando vivo, ya no era el mismo; sus ojos inyectados con sangre me vieron con odio puro, justo ahí supe que mi vida había llegado a su fin. Ni siquiera me detuve a pensar si realmente había valido la pena el haberle amado más que a mi propia vida y creo que ya es muy tarde para ello, sólo quise que el infierno acabara pronto, y entonces me observó con una mirada fría y calculadora, con una sonrisa burlona, se me acercó lentamente y ya estando a mi altura mientras clavaba en mi pecho un puñal me dijo las primeras y ultimas palabras que escuché de sus labios: «Siempre serás para mí, mi luna carmesí»….